GRUPOS
Grupos de lectura compartida
Los grupos bíblicos son la primera célula del tejido, de la red, de la Escuela de
Animación Bíblica.
Nos dice Verbum Domini: “conviene que en la actividad pastoral se
favorezca también la difusión de pequeñas comunidades, «formadas por familias o
radicadas en las parroquias o vinculadas a diversos movimientos eclesiales y nuevas
comunidades», en las cuales se promueva la formación, la oración y el conocimiento
de la Biblia según la fe de la Iglesia”.
Esos grupos pueden tener dos vías de origen: Por un lado estarían aquellos grupos
que ya existen en parroquias u otras comunidades laicales y religiosas, pero que
desean participar de una plataforma más amplia. Por otro lado, la misma Escuela de
Animación Bíblica propondrá e impulsará grupos allí donde no habiéndolos se atisbe la
necesidad y la posibilidad.
Estos grupos hacen de la Palabra de Dios el centro de la vida del grupo y, a la vez, esa
Palabra se constituye en motor para que los miembros del grupo participen y
colaboren en toda la pastoral. No se trata de que haya que llevar la Biblia bajo el
brazo sino más bien de que llevándola en el corazón se convierta en clave de las
decisiones pastorales y fundamento del proyecto pastoral comunitario.
Dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium:
“La evangelización requiere la familiaridad con la Palabra de Dios y esto exige a las
diócesis, parroquias y a todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y
perseverante de la Biblia, así como promover su lectura orante personal y
comunitaria. (n. 175)
Quién no ha oído la máxima que dice “no se puede aprobar sin abrir los libros”. Pues
igual de difícil o imposible es promover la lectura orante personal y comunitaria o un
estudio serio y perseverante sin abrir la Biblia. Los grupos deben hacer lectura y
estudio con la Biblia en la mano, es decir, tocando la Biblia.
Hace un tiempo, con la ayuda de mi querido amigo y hermano Pepe Pedregosa,
realizamos un taller bíblico para animadores de jóvenes de la diócesis de Barcelona.
El taller se llamó “La Biblia con los cinco sentidos” y empezaba por el tacto, por
atreverse a tocar la Biblia y revertir una situación, por desgracia, mayoritaria: muchos
solo han visto la Palabra de Dios de espaldas. Su única experiencia es que otro se la
lea en las celebraciones y ellos como mucho vean el lomo del leccionario.
A esa lectura “directa” de la Biblia le puede acompañar el uso de manuales y
cuadernos que iluminan esa lectura, con la posibilidad de utilizar todos los materiales
complementarios que se crea oportuno. La verdad es que no nos podemos quejar de
la cantidad y variedad de esos materiales. Tenemos mapas, posters, películas en Dvd,
música en cd y un mundo inagotable en innumerables webs en internet. No nos lo
acabaremos nunca…