El 11 de agosto de 2018 quise ofrecerle a Susana nuevamente una estancia en Viena, su Viena, nuestra Viena, para regresar no sólo a la casa de Freud, sino también a la casa que parecía a punto de inaugurarse -finalmente estaba cerrada ese agosto por una remodelación- de Viktor Frankl.
Frankl, creador de la doctrina de la logoterapia era otro de los grandes intereses intelectuales de Susana en Viena. Su casa museo estaba en Marianengasse 1, en el mismo barrio universitario donde está Bergasse 19, la casa museo de Freud, muy cerca de "nuestra casa"en Viena, el Hotel Atlanta, en Wahringer Strasse, junto a la Facultad de Medicina
Me entristeció no poder acudir a la casa del dr Frankl, pero hubo algo en los días previos que lo entorpeció todo. Cuando yo ya tenía pagado el viaje, la estancia y las salidas por la ciudad, Susana decidió que no quería ir y por tanto que lo anulase todo. Anulé prácticamente todo, excepto el viaje en avión, asumiendo unas pérdidas de cientos de euros, sin entender el motivo de esa estrambótica exigencia, que yo sospeché que le fue inducida desde Colombia, pero tras anularlo todo, decidió que dado que no podía anular el viaje en avión, lo podíamos aprovechar y recontratarlo todo (!). Lo acabé recontratando casi todo pero no negaré que el coste fue más que astronómico aunque ella nunca lo supo




Una de las cosas que no pude recontratar fue un concierto de valses en la MusikVerein de Viena, que tuve que sustituir a toda prisa por un crucero por el Danubio. Llegamos justo a tiempo para tomar el barco, que se dirigía hacia el este de la ciudad, casi hasta el límite de Viena, coincidiendo con la ruta del ferry a Budapest.




El 12 de agosto, el día de su cumpleaños, como no podía ser de otra manera bajamos por Wahringer Strasse en dirección a Berggase pasando por edificios de la Viena señorial, como la Facultad de Medicina
En una panadería próxima encontré lo que en Viena, llaman a lo que aquí conocemos como el pan de Viena, el Kaisersemmel
Y llegamos a Berggase 19. Regresando a casa
El cumpleaños feliz cantado en el mejor lugar posible, la pastelería más importante de Viena, la Sacher, donde se creó el pastel mundialmente famoso -y caro- del mismo nombre y a los pies de la imagen de la Kaiserine Sissi









Tras el Frushtuck, desayuno en el hotel
Esa última mañana en Viena quise que la pasásemos en el Parque de Atracciones del Prater. En el viaje anterior Susana no quiso subir a la noria (?) pero quise que esta vez fuese distinto
Creo que fue uno de los días más felices que yo recuerdo. Subimos a un montón de atracciones. Susana fue feliz en todas ellas e incluso repitió en alguna, como un "tren de la bruja" algo desastrado, sin importarle que fuese una atracción para niños.
Disparamos en varios tiro al blanco, y lo hicimos tan mal que en dos de ellos nos dieron un obsequio como consolación.
Su imagen, feliz y sonriente en la noria es la que conservo desde entonces en el fondo de pantalla del móvil
Ese día recordé que hacía sólo ocho días nos habían dicho que el tumor parecía haber crecido en la última resonancia. Por eso, Susana quedó tan alterada que en un primer momento no quiso hacer el viaje, pero después (después de que yo anulase todo y perdiese una fortuna) si lo quiso hacer.
Me estremeció esa fortaleza que demostraba ante aquella nueva adversidad.
A la salida le sugerí que en el próximo viaje podríamos hacer... no recuerdo qué. Sin perder la sonrisa me dijo abiertamente. -Ojalá, pero creo que yo ya no estaré- Y eso aún me estremeció más
Sólo un año después, día por día, Susana emprendía su último viaje, a su Santa Elena napoleónica particular, la guarida de su hija, sabiendo, y siendo consciente que seguramente, su hija la maltrataría como así fue hasta la muerte (esa es la única conclusión racional que se extrae de la documentación médica de lo sucedido) .. "Crees que me dolerá lo que me hará Maria Carolina cuando llegue a su casa?" Eso fue lo último que me dijo en el aeropuerto. Estoy convencido que las personas de su entorno que la habian convencido que era inminente el final y desde la pura malignidad le habían sugerido que éste sería tan doloroso y cruel como fue el de su madre, y Susana no quería pasar por ello. Por eso sabía que su hija acortaría ese final gracias a su odio . Y también estoy convencido que no quería que la viese sufrir
Y además, en cierto modo así podría decir, que el cáncer no la habría vencido
Un año justo después de estas imágenes
Pero eso no lo hace más fácil








