POR QUÉ DECIMOS QUE MARÍA ES MADRE DE DIOS?
Quique Fernández
La respuesta más breve y directa a esta pregunta sería que María es Madre de Dios porque su hijo Jesús es Dios. O dicho en forma de silogismo, si María es madre de Jesús y Jesús es Dios, entonces María es Madre de Dios.
La maternidad divina de María, por tanto, se fundamenta bíblicamente en todos los textos en que se reconoce a Jesús como Hijo de Dios. Podemos fijarnos, por ejemplo, en los pasajes del Bautismo de Jesús o de la Transfiguración en el Monte Tabor. En ambos pasajes la voz de Dios confirma que Jesús es su Hijo amado.
Los Evangelios nos narran como María es la madre de Jesús y San Pablo en su Carta a los Gálatas nos dice: “Dios envió a su Hijo, nacido de mujer” (4, 4). La naturaleza humana de Jesús no es de “cartón-piedra”, sino que desde el primer momento, desde su Encarnación, su humanidad está profunda y
estrechamente vinculada a su Madre María.
Pero sí que es importante no hacer una confusión de planos: la maternidad
divina de María lo es respecto de la segunda persona de la Trinidad, Jesús, el
Hijo. Ni de la Escritura, ni de la Tradición, ni del Magisterio, se desprende en
ningún caso que la maternidad divina de María lo sea respecto de toda la
Santísima Trinidad.
La maternidad divina de María, además, da sentido a los otros dogmas
marianos. La Inmaculada Concepción y la Virginidad de María solo tienen
sentido al servicio de la maternidad divina. Podemos, por tanto, hablar de un cierto rango entre los dogmas marianos. Es por ello que la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, que celebramos el 1 de enero, debe ser vivida como la mayor de las fiestas marianas.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2258 de fecha 1 de enero de 2023)
---------------------------------------------------------------------------------------
¿POR QUÉ LA LEY MOSAICA SIGNIFICÓ UN PROBLEMA PARA ALGUNAS DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS?
Quique Fernández
Coordinador de Escuela de Animación Bíblica
La concepción de Ley y de leyes que tenemos hoy no es la misma que en el Antiguo Testamento. De por sí tampoco era la misma para los primeros cristianos. Hay que decir que bajo el paraguas de “Ley” encontramos diferentes niveles que, recibiendo entonces una sola denominación hoy, recibirían varias.
El judaísmo otorga la denominación Ley al Decálogo, también a toda la Torá (nuestro Pentateuco) y, por tanto, a todas las leyes que se contienen en esos libros, incluidas las de culto y pureza. Nosotros hoy distinguimos entre la Ley, las leyes y la normativa o reglamentos que se vertebra a partir de las leyes. Sin aún hacer estas distinciones tan especializadas, sí podemos decir que las primeras comunidades cristianas distinguían, tal como podemos encontrar en los escritos de Pablo, entre Ley y leyes. Es decir, que no otorgaban el mismo valor al Decálogo que a las leyes cultuales contenidas, por ejemplo, en el Libro del Levítico.
Y, sin embargo, por palabras de Jesús sabemos que los fariseos se sabían muy bien la letra de cada una de esas leyes y las cargaban sobre el pueblo indiscriminadamente. Se sabían muy bien la letra, pero
nunca “pillaron” la música de misericordia. En palabras de Jesús, dirigidas a
escribas y fariseos, “¡qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar a
vuestra tradición!” (Mc 7, 9. Y también “imponéis a los hombres cargas
intolerables” (Lc 11, 46)
No menos expeditivo con la vasta colección de normas será Pablo al decir: “lo
que era imposible a la ley, reducida a la impotencia” (Rm 8, 3). Y aún mucho
más tajante resultan estas otras palabras: “hemos quedado emancipados de la
ley, muertos a aquello que nos tenía aprisionados, de modo que sirvamos con espíritu nuevo y no con la letra vieja” (Rm 7, 6)
Sí, es verdad que las leyes de pureza que obligaban a los judíos varones a la circuncisión eran una carga muy pesada, pero sin pretender obviar ese tema, la realidad es que el conflicto entre el cristianismo y el sinfín de leyes judías es mucho más complejo y profundo.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2248 de fecha 23 de octubre de 2022)
---------------------------------------------------------------------------------------

CONSULTORIO BÍBLICO
Quique Fernández
¿PODEMOS IDENTIFICAR EL MOMENTO EN QUE JESÚS INSTITUYE LA IGLESIA?
Esta es una cuestión abierta, quizás más desde la eclesiología que desde el estudio bíblico. Y no porque los biblistas hayan encontrado la respuesta correcta y exacta sino más bien porque no acostumbra a ser uno de los temas de estudio y discusión entre los que se dedican a estudiar la Biblia. Porque, en definitiva, desde la exégesis no se desprende esa única respuesta que, desde otras instancias y disciplinas, se pudiera pretender.
Y, por otra parte, como cuestión abierta que es, encontramos una buena muestra de posibles respuestas que unos u otros en diferentes momentos han formulado. Veamos algunos ejemplos:
- La elección de los Doce, como el primero de los pasos al crear la pequeña pero primera comunidad.
- El primado de Pedro, aceptando la interpretación y traducción que se hace de las palabras de Jesús con estos dos binomios: roca-piedra y comunidad-Iglesia.
- La Última Cena, en que por primera vez la asamblea reunida celebra la Eucaristía. Esa asamblea es la Iglesia que camina y peregrina en la vida terrenal.
- Jesús en la Cruz, especialmente cuando hace entrega de su Madre al Discípulo Amado, que nos representa a sus seguidores, la Iglesia, como discípulos amados de Jesús.
No podemos obviar que los hay que defienden que Jesús no fundó la Iglesia e, incluso
, los hay que sostiene que Jesús no quiso fundarla.
Pero incluso los que creemos que sí lo quiso y sí lo hizo hemos de reconocer que no
podemos responder con exactitud respecto de un único momento fundacional. Quizá
porque pudiera ser que se trate más bien no de un solo momento sino de todo un
itinerario con varios momentos complementarios.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2251 de fecha 12
de noviembre de 2022)
-------------------------------------------------------------------------------

¿LA ARQUEOLOGÍA NOS PUEDE AYUDAR A CONOCER EL MUNDO DE LA BIBLIA?
Quique Fernández
La arqueología, al igual que los avances en otras ciencias lingüísticas y sociales, han permitido un salto cualitativo importante en el conocimiento e interpretación de la Biblia.
Se han designado, a lo largo de la historia cristiana, como “Quinto Evangelio” a Tierra Santa. Sin duda esta importante denominación tiene mucho que ver con toda la investigación arqueológica que nos confirma y nos matiza los datos ya conocidos y, además, nos descubre nuevos datos.
Pues bien, la arqueología nos descubre no solo datos en Tierra Santa referentes al Evangelio, sino que lo hace también en toda Asia Menor, en Egipto, en Europa, y se amplía así nuestro conocimiento también al Antiguo Testamento o a los otros libros del Nuevo Testamento.
El Cardenal Ravasi, eminente biblista, explica que nuevos datos aportados por la arqueología nos iluminan respecto del episodio de Jericó: los israelitas no encontraron murallas erguidas y, por tanto, las trompetas no derrumbaron nada ni se devastó la ciudad y a sus habitantes. Nos explica que seguramente los conflictos tribales en la zona ya se encargaron de derribar muros y de saquear la ciudad y las vidas. De por sí, el relato que encontramos en Josué 6, más que una batalla nos recuerda una procesión.
El ejemplo de Jericó nos sirve para agradecer a la arqueología (y a las otras ciencias) su aportación para alejarnos de una lectura fundamentalista y literalista de la Biblia.
Otro gran ejemplo y testimonio de esa estrecha y preciosa colaboración lo hallamos en los museos bíblicos. Basta acercarse a visitar los museos bíblicos de Montserrat o Tarragona para
comprender como la arqueología bíblica, impulsada por eminentes figuras
como el benedictino Padre Bonaventura Ubach, consiguen no solo
iluminar el conocimiento de la Biblia, sino que le otorgan una especial
visibilidad didáctica.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2245,
de fecha 2 de octubre de 2022)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
¿QUÉ NOS QUIERE MOSTRAR LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS?
Quique Fernández
Para encontrar la clave de interpretación de este pasaje debemos observar su conjunto, no abordarlo como un islote sin conexiones fuera de él mismo. Concretamente, si echamos una mirada al capítulo anterior, nos encontramos con el famoso pasaje en el que Jesús pregunta a sus discípulos sobre lo que se dice de Él. Lo hace a dos niveles: primero, “¿quién dice la gente…?” y, después, “¿y vosotros quién decís que soy Yo?”.
Pues bien, ahora en este pasaje de la Transfiguración, estamos ante el tercer nivel, ese que en cursos de idiomas o en pantallas de videojuegos llamamos el nivel avanzado. Porque ahora yo no es la gente ni son los discípulos los que responden. En la Transfiguración es Dios Padre el que responde quién es Jesús, el Hijo de Dios.
Y es que estamos ante lo que llamamos una “teofanía”, es decir una manifestación de la gloria de Dios en su Hijo Jesús para mostrarnos que es Dios y hombre. Pero, ¡ojo!, no es Dios Padre ni su Hijo Jesús quienes necesitan de esta visión gloriosa. La necesitamos nosotros. Es más, en este acontecimiento encontramos una importante clave para nuestra vida de fe.
Dios se manifiesta en la humanidad de Jesús y desea manifestarse en nuestra condición humana. Por tanto, no debemos restar nada de nuestra condición humana para que Dios nos haga partícipes de su gracia. No se puede hacer al santo/a prescindiendo del hombre/mujer. Lo sobrenatural requiere en nosotros de lo natural, que Dios ha hecho bueno (Gn 1)
Junto a esta relevante clave encontramos otros aspectos reseñables:
- Jesús no es un “all star” que vive de una apariencia “fashion”. Al contrario, no quiere quedarse en lo superficial, y por tanto el Padre nos dirá “escuchadle”, es decir, permitamos que entre en nuestras vidas y otorguémosle un lugar y un tiempo privilegiados.
- Resulta curioso que, de repente, desaparezcan Moisés y Elías. Jesús se convierte en el centro de nuestra mirada para convertirse en el único centro de nuestra vida. Es, además, una muy buena “pista” para que nuestra vida de fe y de comunidad no se quede “anclada” en el pasado.
- La propuesta de Pedro tiene una doble lectura. Por un lado, el “hacer tres tiendas” es una clara referencia a la fiesta judía de los Tabernáculos (o de las Tiendas). Conlleva, pues, el simbolismo de anclarse en el judaísmo.
- Por otro lado, también denota una cierta búsqueda de
una expresión “gloriosa” de la religión, que se aleja de la
verdadera Gloria de Dios porque pretende esa gloria desde
un atajo cómodo sin pasar por la Cruz.
- Y resulta muy interesante el que les ordene que no
cuenten a nadie lo que han visto hasta después de la
Resurrección. Solo desde el acontecimiento Pascual
podremos entender, todo cobrará sentido, y la aparente
derrota será victoria definitiva
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núms. 2241 y 2242 de fechas 4 y 11 de septiembre de 2022
-------------------------------------------------------------------------

.jpg)
BIBLIA Y MISIÓN
P. Toni Plaza MSC
##
LAS PERSONAS PASAN, LAS COMUNIDADES PERMANECEN
Y las comunidades están formadas por personas... Ya hace más de dos años que dejé la misión. Sigo conectado desde el corazón (aunque está ya haciéndose al cambio) y también por las redes. También, gracias a Dios, estoy conectándome a la misión que llevo ahora en mi país de origen, que, aunque no sea la tierra que me vio nacer, sí hay mucho que llevar y animar para favorecer el encuentro con el Dios de la vida y el Señor de nuestra fe. Las personas pasamos por los sitios, pero las obras permanecen. Mi paso por la misión fue básicamente en tres lugares, como párroco en dos de ellos y en uno como vicario. Yo pasé, las parroquias permanecieron y continúan… Es muy bonito ver cómo continúan. Se nota que el espíritu de Dios anima a las comunidades que se reúnen en su nombre. Mi deseo es que también estén acompañadas por personas que se dejan llevar, y animan a que otros se dejen llevar, por el espíritu de Dios.
Moisés fue sustituido por Josué para hacer entrar al pueblo de Israel a la tierra prometida. Nunca entendí bien porqué. Todos conocemos el motivo: los dos golpes que dio Moisés en la peña de Meribá para obtener agua en vez de decirlo de palabra (cf. Nm 20, 1-13); pero ¡qué exageración! ¿no? Bueno, ahora este no es el tema. La cuestión es que un gran líder como Moisés no llegó a completar la gran obra de liberación que comenzó y fue otro el que la concluyó. Hay momentos en la vida y en las obras que hay que saber dar un paso al costado para dejar que otros asuman el compromiso y crezcan en sus opciones. Y en verdad, porque Dios es el artífice de todo, la obra seguirá adelante con o sin nosotros; si no sigue adelante es porque no es obra de Dios. Ese paso al costado no significa dejar el camino o quedarse en la cuneta, sino no estar en el centro y dejar que otros lo ocupen. Jesús no quiso que el ciego Bartimeo estuviera al borde del camino (cf. Mc 10, 46-52). También Jesús, en un momento bien concreto de su ministerio, hace pasar a un discapacitado al medio porque, seguro, tenía algo que aportar (cf. Lc 6, 6-8). Jesús no le invitó a estar con él o ir hacia él, sino pasar al medio (¿al frente?).
En las misiones acompañamos a muchas comunidades en un amplio sector. Es imposible visitarlas diariamente, aunque procuraba acompañarlas muy de cerca y constantemente. Para que siguieran teniendo vida, se nombraba a un coordinador o animador con los que mensualmente nos encontrábamos en la sede central de la parroquia. Allí se daban orientaciones y se compartían inquietudes para el buen funcionamiento de toda la parroquia. Los coordinadores debían ser personas reconocidas en la comunidad. En una ocasión, uno de ellos renunció al poco de yo empezar como párroco. Me sorprendió, porque era muy buena persona, daba esa sensación, no llegué a conocerlo en profundidad, porque no me dio tiempo, pero sí me di cuenta de que era el primero en cumplir con los pedidos del obispado. Después deduje (puede ser que mi falta de dominio del guaraní pudiera influir) por qué tomó esa decisión: sabía de sus problemas con el alcohol y que no quedaba bien. La lástima es que no era consciente de sus muchas virtudes también.
Esto me ha hecho recordar el evangelio de Mateo en el que Jesús nos invita a hacer lo que dicen los letrados y fariseos, aunque ellos mismos no cumplan lo que dicen (cf. Mt 23, 3). Y es que el ser humano, desde una perspectiva creyente, se construye día a día como un proceso en manos de Dios y, por tanto, no es una obra perfecta ya acabada. El creyente puede tener muy buenas ideas e intenciones, pero como ser humano que es también limitaciones a la hora de vivir esas buenas ideas. Podemos escuchar dirigidas a nosotras las palabras del padre al hijo menor: “este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida” (Lc 15, 24). Además de nuestra fe tenemos el privilegio que la vivimos en comunidad para ayudarnos a ser fieles a nuestra esencia como creyentes.
“Las personas pasan, las comunidades permanecen”. Los que tenemos la suerte de no estar fijos en un lugar estamos agradecidos de poder compartir en todos los lugares donde estamos. Siempre hay experiencias nuevas que vivir, gente que conocer, con la que caminar y crecer. Desde hace poco
tengo la sensación de pisar “suelo sagrado” cuando comienzo en una nueva
comunidad. Y me sale, incluso físicamente, descalzarme al estar pisando
“suelo sagrado”, como Moisés ante la zarza ardiendo (cf. Ex 3, 1-17). A quien
sustituya y quien me sustituya, que se deje, que me deje acompañar por el
espíritu de Dios presente en esas nuevas comunidades que nos han puesto
en nuestros caminos paras seguir creciendo según los planes de Dios.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
LOS SANTOS, TESTIGOS DE LA OBRA DE DIOS / BIBLIA Y MISION
P. Toni Plaza, MSC
Empezamos el mes de noviembre con la festividad de todos los santos. Al día siguiente recordamos a los fieles difuntos. Es tradición en el pueblo creyente ir estos días y visitar a los que nos precedieron en la fe en los campos santos o cementerios de todo el mundo. Son dos celebraciones unidas en las que la iglesia “militante” (término que no me acaba de convencer), que somos los que seguimos caminando en esta vida; la iglesia “purgante” (que tampoco me acaba de convencer) y es la que está viviendo el proceso de purificación después de caminar por este mundo; y la iglesia “triunfante” (siguen sin convencerme estos términos), que es la que sabemos que ya está gozando “de la presencia de Dios en el cielo”; nos unimos en oración y acción de gracias por la acción de Dios en nuestras vidas. Los santos fueron los que nos han dado el testimonio de que seguir a Jesús de verdad es posible y, aunque tenga sus dificultades, se puede vivir. Ellos fueron como nosotros y no tuvieron miedo por ponerse tras las huellas del maestro.
El reconocimiento y valor que damos a los santos no es aceptado por gente de otras confesiones y menos aún por miembros de las sectas. Por tierras de misión hay mucho conflicto con todos ellos por estos temas. Y en las redes sociales, nuevo campo de misión y evangelización, también aparecen estos acalorados debates. Muchas veces fruto del fanatismo y del deseo de no querer entrar en un diálogo y respeto de la cultura y las tradiciones. Ya últimamente, en el perfil de un querido hermano sacerdote, veo que se está suavizando este debate. Al menos ya no dicen que “adoramos” y se quedan en afirmar que “ellos” no veneran imágenes. En este escrito, pretendo, desde la Biblia argumentar la función de las imágenes en nuestra espiritualidad y, sobre todo, aclarar la diferencia entre imágenes e ídolos, que sí son condenados por la Palabra de Dios y son cosas bien diferentes.
Es verdad que en Ex 20, 4-6 encontramos la petición de Yahvé para no hacer “estatua ni imagen alguna” (v.4). Deberíamos comprender bien qué es lo que quiere decir. Y la confusión viene porque le ponemos el mismo significado a las palabras imagen e ídolo. Son dos cosas bien diferentes: la imagen nos recuerda algo (nos acerca a Dios, a nuestro compromiso), y el ídolo es lo que nos fanatiza (reemplaza a Dios) y nos hacemos sus seguidores “enfrentándonos” a otros (“los que no son de los nuestros”, decimos). Lo que Dios no quiere es que adoremos a otros dioses (ídolos) haciendo prácticas de otras religiones: sacrificios rituales (2Re 16, 3; 21, 6), por ejemplo. O nos hagamos otros dioses como hizo Israel con el becerro de oro: Ex 32, 1-8, que sí fue una imagen convertida en ídolo, por maldad del pueblo.
No voy a detenerme en cómo no hubo problema de parte de Dios para pedir hacer imágenes de querubines (ángeles del cielo: Ex 25, 18-20) o motivos florales (Ex 37, 19) como decoración del Templo o la construcción del Arca como presencia de Dios en medio del Pueblo ante la cual Josué y su gente no tuvieron ningún reparo en postrarse durante toda la tarde (Jos 7, 6).Pero sí quiero hablar de una petición que Dios le hizo a Moisés al pedirle la famosa serpiente de bronce (una imagen): Nm 21, 4-9. El uso de esta imagen era para una cosa buena: sanar de las mordeduras de serpiente. Lo malo es que, con el paso del tiempo, el Pueblo, que olvida la Palabra de Dios, convirtió esa imagen en un ídolo (mirar 2Re 18, 4), pero eso no es problema de tener la imagen, sino del Pueblo que, sin formarse adecuadamente, hace lo que hace.
Las imágenes que hacemos de nuestros santos son sólo imágenes. No son ídolos. Nos recuerdan a personas como nosotros que fueron fieles al Señor y nos animan a nosotros en nuestro camino de fe. No sustituyen a Dios, sino que nos llevan a Él. Nos recuerdan que es posible ser fiel y perseverar hasta el final. Cuando tenemos la foto, por ejemplo, de nuestra madre y la besamos, no estamos besando a nuestra madre, sino a una imagen de ella, pues lo mismo pasa con nuestras imágenes de los santos, nos recuerdan a hermanos cristianos que fueron fieles al Señor.
Otra cosa importante. El texto de Ex 20, 4 es del antiguo testamento. Jesucristo no dice nada sobre las imágenes. Recuerden que nosotros somos cristianos, es decir, de Jesús y como punto de referencia le tenemos a él y lo que descubrimos en el Nuevo Testamento, que es para los cristianos. Lo que hay en el Antiguo Testamento lo usamos si nos habla de Cristo y su mensaje, y si no lo hace, no le hacemos caso. Pero esto lo hizo el mismo Jesús que cambió cosas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, el texto de Deuteronomio 22, 22-24 es bien claro y Jesús no lo siguió, aunque estuviera en la Biblia no le hizo caso e hizo algo muy diferente en Juan 8, 1-11 (es el texto de la pecadora adúltera: “quien esté libre de pecado …”). Jesús no condena las imágenes y sí los ídolos. Los primeros cristianos tuvieron bien clara esa diferencia por eso hablan de ídolos y no de imágenes: “Hijos, guardaos de los ídolos. Amén” (1Jn 5, 21).
Es verdad que Jesús no dijo nada de que pudiéramos hacer imágenes de los santos ni de Él, pero tampoco lo prohibió. Esto es muy simple y repetimos lo que ya dijimos anteriormente. Nosotros somos cristianos, del Nuevo Testamento, seguidores de Cristo, queremos vivir lo de las primeras comunidades cristianas, que sí compartieron la vida con Jesús de Nazaret. Como no está prohibido y, además, nos ayuda y estimula en la fe el ejemplo de aquellas personas que tuvieron nuestras mismas limitaciones y dificultades, pero que fueron fieles al plan de Dios, por eso hacemos imágenes de ellos para que nos animen en nuestro camino
de fe. Piensen, además, que cuando no se había editado ningún libro todavía y
la gente no sabía tanto leer, las imágenes ayudaban a la catequesis. Las
imágenes cristianas más antiguas conservadas datan de alrededor del año 70
después de Cristo. O sea, que desde el principio no existió ningún problema
para los cristianos (y conocían muy bien Ex 20, 4) en hacer representaciones
para confirmarse en la fe, para animarse en su espiritualidad. Estaban sobre
todo en las catacumbas, que eran lugares escondidos en donde se reunían los
cristianos. Las primeras esculturas cristianas datan del s. III.
----------------------------------------------------------------------------
CONSULTORIO BÍBLICO
¿LLEGÓ SAN PABLO A TARRACO O A OTROS LUGARES DE HISPANIA?
Quique Fernández
Partimos de las palabras del mismo Pablo en su Carta a los Romanos. En ella muestra su intención de visitar en misión Hispania: “Cuando me dirija a Hispania” (15, 24); “Partiré para Hispania” (15, 28). Ya tenemos, pues, de entrada, la clara intención de Pablo.
Hay que añadir a esa fuente otras, quizá menos directas pero sí relevantes, como pueden ser el Apócrifo de Pedro, la Carta a los Corintios del Papa Clemente o el Fragmento de Muratori, que señalan en esa dirección.
Más recientemente debemos destacar dos congresos celebrados en Tarragona, “Pablo y Fructuoso. El cristianismo antiguo en Tarraco” (2008) y “Los últimos años de la vida de Pablo” (2013), en los que eminentes teólogos e historiadores europeos y americanos han concluido que existen huellas convincentes de la visita de San Pablo a Tarraco.
Si consultamos el libro “La Tarraco de los Primeros Cristianos” (2014) del Dr. Andreu Muñoz Melgar, historiador, arqueólogo y director del Museu Bíblic Tarraconense, junto al reconocimiento, desde la honradez intelectual que le caracteriza, de “no hallar ninguna evidencia material”, también nos aporta valiosos argumentos de “conexión empática” entre San Pablo y Tarraco (una de las huellas que antes he citado) y la valoración de “altamente probable” que ello sucediera.
Sin querer entrar en “competitividades históricas” entre lugares, no se descarta que Pablo
también misionase en la Bética (sur de Hispania). Pero se concibe como algo más difícil
debido a que se estima que Pablo pudo estar en Tarraco exiliado y, por tanto, con ciertas
limitaciones para viajar.
Lo que sí es evidente, cabe repetir, es que en la comunidad cristiana de Tarragona se
vive intensamente la huella de la influencia de Pablo.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2234 de fecha 17
de
junio de 2022)
----------------------------------------------------------------------------------

BIBLIA Y MISIÓN
P. Toni Plaza, MSC
“EL QUE TE CREÓ SIN TI, NO PUEDE SALVARTE SIN TI"
(San Agustín)
No estoy al cien por cien de acuerdo que en tierras de misión más allá de nuestras fronteras (o del que llamábamos, creo injustamente, “nuestro primer mundo”) la vida de fe es más fácil. Al menos lo que he podido ver “in situ” es que también existe indiferencia y situaciones sociales y familiares muy dolorosas. También existe experiencias de fe más desde las apariencias que desde las opciones y no mencionemos las que, desde la religiosidad popular (no en todos los casos, ni mucho menos), son más expresión de magia, poderes ocultos y esotéricos (ahí están las típicas santerías en donde mezclan todo tipo de creencias) o búsqueda de la suerte y fortuna que no tienen nada que ver con un verdadero seguimiento de Jesús. Lo que sí es verdad, y eso emociona mucho, es que los que están comprometidos en la comunidad cristiana no se conforman con leer las lecturas en la misa, pasar la colecta o rezar el rosario antes de la misa… y es altamente gratificante caminar con ellos y aceptar junto a ellos los desafíos que la misión evangelizadora lleva consigo.
Una expresión de esa fuerte espiritualidad es la preocupación, como no podría ser de otro modo, de los padres, sobre todo las madres, preocupados por la vida de fe de sus hijos: “siempre les enseñé las cosas de nuestra Iglesia y… ahora…, ya ve padre”. Me quedé impresionado cuando en una ocasión una mujer me dijo que no le importaría ir al infierno con su hijo si eso era lo que Dios decidía sobre él. Por eso, me revelo contra ciertos procesos formativos, que aún existen sobre todo en esos campos de misión debido a la falta de evangelizadores preparados, que no se han abierto a la experiencia del corazón de Dios. En el número de mayo 2022 de la revista de teología pastoral de Sal Terrae (“La tiranía del mérito. Porque yo lo valgo”) hay una reflexión en varios artículos sobre la salvación, la gracia de Dios y el actuar del ser humano muy interesante que me gustaría compartir con todos ustedes.
San Agustín lo definió bien en esta frase: “El que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti” (Sermo ad populum 169, 11: PL 38, 923). Todo el bien que hacemos y somos capaces de hacer y, por tanto, seguramente haremos, viene de Dios, porque Él nos amó primero (cf. 1Jn 4, 19) y nos dio ejemplo de vida en Jesús de Nazaret. Su Palabra no son normas escritas, que muchas veces quedan “en papel mojado” o en los cajones de los muebles, sino una vida vivida, libre.
No puede ser que Dios no crea en la capacidad del hombre de creer, crecer y superarse. Él nos creó y sabe pues de lo que somos capaces de hacer. Así hizo con Pedro, por ejemplo (cf. Jn 21, 17). Por eso soy católico y no me convence la reflexión luterana, que miro con mucho respeto, pero ve al hombre incapaz de salvarse por su tendencia al pecado. Ni mucho menos me creo el lenguaje que usan las sectas protestantes tan extendidas en los campos de misión por la falta de presencia de la Iglesia católica. Ya no quiero contar lo que dice Jansenio y el predeterminismo (Cristo no ha muerto por todos sino por los predestinados) porque eso sí que es una barbaridad. La Iglesia siempre ha defendido la salvación del ser humano y que llegue al conocimiento de la verdad (cf. 1Tm 2, 4). Todo ser humano, insisto en la palabra todo, no sólo fue creado por Dios sino también lo fue a su imagen y semejanza y, por tanto, lleva en su esencia esa realidad “divina”, que llamaríamos una justicia, una salvación, original, regalo, por amor, de Dios Padre. Por eso, nadie queda excluido de ese amor de Dios, ni no cristianos ni ateos, aunque no quieran, porque es voluntad de Dios por gracia, por amor, y no podemos evitar que Dios sea bueno (cf. Mt 20, 12-15).
En la reflexión de la Iglesia, hay un texto muy interesante: es “tanta la bondad de Dios para con los hombres que quiere que sean méritos de ellos lo que es don suyo” (Concilio de Cartago del 418 d.C., en Detzinger 238-249). ¿No les parece genial esta idea? La Iglesia siempre ha estado motivada por el Espíritu de Jesús. No se trata, pues, de pensar, como creían los protestantes, que las obras del hombre dejaban de lado la salvación de Dios, sino de reconocer que hay en el hombre una justicia, en virtud de los méritos de Cristo, hecho hombre semejante a nosotros menos en el pecado (cf. sobre todo, 2Cor 5, 21; y también Flp 2, 7; Hb 2, 17; 4, 15; Gaudium et Spes 22), que le posibilita para realizar obras buenas y, por tanto, la recompensa de la vida eterna. Creer en esto es estar convencido de la obra de Dios en el ser humano que llega a su plenitud
porque es el mismo Dios el artífice de ese milagro. Como a todo padre que
sólo le preocupa el bien de sus hijos, a Dios no le importa tanto si hay de
parte nuestra una conciencia clara. Al menos, por las obras (sin ellas, la fe
muere: Santiago 2, 17), sí que existe esa conciencia de la bondad de Dios.
Es decir, aunque no le pongamos nombre, su fruto se nota y hace que la
esperanza no se desvanezca.
-----------------------------------------------------------------------------

CONSULTORIO BÍBLICO
¿CUÁNDO Y COMO SE DECIDIO CUÁLES ERAN EVANGÉLICOS CANÓNICOS?
Quique Fernández
Cuando hablamos de Evangelios canónicos nos referimos a los tres evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) y al conocido como Cuarto Evangelio (Juan). La denominación “canónico” sirve, además, para distinguirlo de otros 70 evangelios considerados apócrifos y a los que no se les ha otorgado la canonicidad.
Pero, ¿qué quiere decir que sean “canónicos”? Se otorga la canonicidad a los evangelios sobre los que no se tiene ninguna duda o reserva de que han sido inspirados por Dios y, por tanto, forman parte del corpus bíblico para ser ofrecidos a la comunidad de fieles.
Ello no quiere decir que los evangelios apócrifos no puedan presentar elementos ciertos, pero junto a ellos encontramos otros dudosos, incluso falsos e incompatibles con la verdad revelada en los evangelios canónicos. También encontramos evangelios apócrifos que nos han llegado fragmentados y muy incompletos.
El fragmento Muratoriano (hacia 170) y la Adversus haereses de Ireneo de Lyon (hacia el 185) nos muestran ya la elección de los cuatro evangelios canónicos. El Concilio de Florencia (1451) redactó una lista de los libros canónicos de la Biblia, incluyendo estos cuatro evangelios, pero ante las objeciones que Lutero presentó respecto de algunos libros, el Concilio de Trento (1546) como respuesta confirmó la lista del Concilio de Florencia.
Una adición interesante es la que el Concilio Vaticano I (1870) aprobó incorporando unos textos que pese a no encontrarse en los primeros manuscritos sí que ya aparecían en la edición Vulgata (Mc 16, 9-20; Lc 2, 19b-20.43-44; Jn 7, 53-8, 11)
Pero sin duda, los dos aspectos más importantes que han mostrado la
cierta elección y consolidación del canon respecto de los evangelios es
, por una parte, la canonicidad que se otorgan los evangelios entre ellos
y, por otra, la práctica orante y celebrativa de la Iglesia desde los
tiempos de las primeras comunidades.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2231
de fecha 26 de junio de 2022)
-----------------------------------------------------------------

BIBLIA Y MISIÓN
P. Toni Plaza MSC
MARÍA, DISCÍPULA Y MISIONERA
Recién acabamos el mes de mayo, mes de María. En otras partes del mundo, aunque no sea primavera, lo digo por lo de las flores, también se dedica este mes a María. El canto de “Con flores a María” viene muy a tono para la ocasión. Los católicos queremos mucho a María (Lutero también; tiene unas hermosascitas y pensamientos dedicados a ella) por ser una creyente fiel y coherente en su entrega a Dios. En la espiritualidad cristiana hay muchas devociones y formas de llamar a María que hablan del reconocimiento que el pueblo sencillo le da por “todas las generaciones” (cf. Lc 1, 48b) a la Madre de Dios. En cada parte del mundo, sea en las grandes ciudades o en la comunidades cristianas más apartadas de la “civilización”, existe una capillita con un nombre mariano. Ciertamente, esta amplia variedad son como un enorme ramo de flores con el que alegramos nuestras vidas, nuestras casas y comunidades, en recuerdo de la llamada “llena de gracia”.
“El criterio de realidad, de una Palabra ya encarnada y siempre buscando encarnarse, es esencial a la evangelización. Por otro lado, este criterio nos impulsa a poner en práctica la Palabra, a realizar obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda. No poner en práctica, no llevar a la realidad la Palabra, es edificar sobre arena, permanecer en la pura idea y degenerar en intimismos … que no dan fruto, que esterilizan …” el dinamismo del evangelio (Evangelii Gaudium, 233). Negar la presencia de María en la evangelización es negar la realidad precisamente por ese amor que le tiene el pueblo creyente sin necesidad de ser propuesto. Surge espontáneamente. Y creo que es muy útil evangelizar con ella y a partir de ella. El “hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1, 38) es lo que hace realidad encarnada la Palabra de Dios, Cristo.
Cuando empezamos nuestra misión en Paraguay. La primera presencia la hicimos en el sur del país a 10 km del río y 110 de Encarnación, capital departamental, hacia la frontera con Brasil. Al principio eran 35 comunidades las que atendíamos (mientras estuvimos allí, se crearon 5 más y una de ellas dedicada a Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón) y estaban muy bien organizadas. El cura anterior a nosotros, un zamorano que bien se notaba de hacia donde era por el color oscuro de su piel, había puesto puntos estratégicos en todo el área de la parroquia bajo el amparo de devociones marianas que él mismo había propuesto: Virgen del Encuentro y la Virgen del Paso.Y las propuso con una intención catequética y eclesiológica, de ser Iglesia.
Las dos estaban en diferentes límites parroquiales entre una comunidad de nuestra parroquia y otra de la parroquia vecina. La del Encuentro, al referirse a María, me recordaba al “encuentro” tan revolucionario entre esas dos grandes mujeres, primas entre ellas, que provocó el primer anuncio del Mesías hecho por el profeta Juan y lo hizo incluso antes de nacer (Lc 1, 41-45). Isabel ya manifiesta el espíritu de las bienaventuranzas proclamando a Maríadichosa (“macarismo”: género literario muy utilizado, tanto en la Biblia hebrea como en el Nuevo Testamento, más conocido con el nombre de bienaventuranza) por haber creído y también le profetiza que todo lo que escuchó de parte de Dios se cumplirá, ya que en ella, en Isabel, el Señor también hizo maravillas.María también siente que por su opción será reconocida como dichosa por la generaciones futuras (cf. Lc 1, 48b). Es, sin duda, una invitación a vivir nuestra fe con la misma disponibilidad de María. El fruto de sus entrañas va a ser algo grande para la historia de la humanidad: es una experiencia de fe muy vivida en el Antiguo Testamento (Gn 1, 28; 9, 1; 17, 16; Dt 28, 4).
Y fruto de este encuentro viene el canto del Magníficat (Lc 1, 46-55): verdadera joya literaria y experiencia movilizadora de Dios en el corazón de una mujer creyente. “La dirección del viaje de la Virgen … es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cfr. Lc 9, 51). En efecto con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo …” (Juan Pablo II, Discurso en la audiencia general, 2-X-1996). El biblista Luis Alonso Schökel, analizando el magníficat en la Biblia del Peregrino,habla que María “en el cambio prodigioso de virginidad a maternidad descubre el estilo y esquema de la acción renovadora de Dios” (cf. Lc 1, 51-55; haciéndose eco de lo ya anunciado con anterioridad en 1Sm 2, 4-8, cántico de Ana, y Sal 113, 6-9). Sí, ese encuentro produjo esperanza en el pueblo. Y la unión, “encuentro”, de dos comunidades cristianas también.
La Virgen del Paso, precisamente, estaba antes de cruzar un río, en balsa, a otra comunidad. Al hablar del Paso, rápido conecté con el paso de Israel por el Mar Rojo saliendo de Egipto, lugar de esclavitud, de camino a la Tierra Prometida, “a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel” (Ex 3, , atravesandoel desierto, lugar teológico. Al cruzarlo, Miriam (María, coincidencia interesante), hermana mayor de Moisés, y las mujeres de Israel cantaban la grandeza de Dios que ayudó a su pueblo, como en el
Magníficat. Con María de Nazaret, caminando a nuestro lado tras las
huellas de su hijo Jesús, nuestros pueblos, llenos de fe, pueden
conseguir la tan esperada liberación de todo aquello que no nos
ayuda a vivir con dignidad. Es la tierra prometida del Reino de Dios
que vamos construyendo con nuestra perseverancia en encarnar la
Palabra de Dios, que quiere fecundar nuestras realidades
(cf. EG, 233).
------------------------------------------------------------------------------

CONSULTORIO BÍBLICO
##
¿PODEMOS SABER POR EL NUEVO TESTAMENTO COMO ERA LA FAMILIA EN ISRAEL EN TIEMPOS DE JESÚS?
Quique Fernández
En el capítulo 1 del Evangelio de Lucas ya se nos muestra lo fuertes que son los vínculos familiares en el Pueblo de Israel. María, ya embarazada de Jesús, se va a visitar, es decir, a servir a su prima Isabel. Sabiendo que el viaje era pesado, incluso peligroso, se podría aducir que María tenía más que sobrados motivos para excusar ese servicio. Y sin embargo, son tan fuertes esos vínculos que María no deja de hacer lo que sabe que se debe hacer por una prima.
Jesús nos va a transmitir las verdades teológicas desde imágenes familiares: por Jesús conocemos que Dios es el padre de todos (Mt 5,16.45.48; 6,1.4.6.8.9. 15), y, por tanto, que todos somos hermanos (Mt 23,8-9), o que Dios es un padre que ama y perdona con una rica y constante misericordia (Lc 15,20-32). También su misión se desarrollará en el ámbitos de una importante presencia familiar. Sirva como muestra que empieza su vida pública en las fiestas de una boda en Caná (Jn 2, 1-11), acontecimiento familiar que, además, aparecerá en varias parábolas como la de los invitados a la boda (Mt 22,1-14) o la de las vírgenes prudentes y las necias (Mt 25,1-13).
Pero no solo aparecen los aspectos familiares positivos y festivos. El Evangelio también presenta la denuncia de las situaciones de injusticia vinculadas a la familia. Un buen ejemplo de ello será la respuesta que Jesús dará a la pregunta supersticiosa: “Le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres" (Jn 9, 2-3). Otros ejemplos
de la denuncia de la concepción distorsionada de la familia será cuando
Jesús sentencia “deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mt 8, 22)
o cuando responde de forma categórica que “mi madre y mis hermanos
son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc 8, 21)
Jesús presenta un modelo de familia que no sea un simple “compartir”
egoísmos sino un espacio abierto a la misericordia y de encuentro con la
solidaridad. Será en el Libro de los Hechos de los Apóstoles y en las
Cartas del Nuevo Testamento donde podemos encontrar ejemplos
concretos de familias y hogares a imagen del Reino de Dios.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana núm. 2226 de fecha 22 de mayo de 2022)
--------------------------------------------------------------------------------------
.jpg)
CONSULTORIO BÍBLICO
¿POR QUÉ LOS EVANGELIOS NO EXPLICAN LA MANERA COMO TIENE LUGAR LA RESURRECCIÓN?
Quique Fernández
##
Coordinador de Escuela de Animación Bíblica
Si explicar la manera en que algo ocurre es entender todos los entresijos sustanciales y técnicos… la Resurrección de Jesús supera toda comprensión. Decimos que es un misterio, no porque se nos esconda, que no lo hace, al contrario, Jesús se aparece y se muestra como Resucitado, sino que es un misterio porque supera nuestras capacidades y, por tanto, nos asombra.
Cuando se produce un enamoramiento entre dos personas, ¿alguien se pregunta qué es lo que ha ocurrido científicamente o lo importante es lo que se siente, se vive, se experimenta?
María Magdalena encontró la piedra removida, Juan entrevió la sábana vacía, Pedro vio el sepulcro vacío. María Magdalena y Juan comprendieron que algo había pasado. Pero fue con Pedro, con la Iglesia, que se confirma e interpreta qué es lo que ha sucedido: resucitó tal como nos dijo. La Resurrección debe, pues, ser leída en clave de comunión eclesial. Así se puede explicar el significado que Juan esperará la llegada de Pedro al sepulcro.
Por tanto, nunca un vacío llenó tanto, o nunca un silencio dijo tanto. El sepulcro vacío habla. O, mejor dicho, se hace eco de la promesa de Jesús que es la culminación, el cumplimiento, de la promesa de Alianza de Dios para con sus hijos, con su Pueblo.
No estamos, pues, ante un fenómeno mágico sino un hecho real, histórico pero que a la vez trasciende nuestra dimensión histórica, y que los testigos que lo experimentan lo comparten. Es lo que, por ejemplo, hace San Pablo cuando dice a en la Primera Carta a los Corintios: “¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro?” (9, 1).
La mejor explicación, la más necesaria para nuestro caminar en la fe, será la consecuencia, la
experiencia transformadora, que vivirá la primera comunidad, que encontramos en el Libro de
los Hechos de los Apóstoles, lectura que proclamamos durante la Pascua. La vida de la
comunidad, el “mirad como se aman”, la esperanza que disipa las tinieblas, es la más grande
prueba de que Jesús vive.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana, en el número 2223 de fecha 1 de
mayo de 2022)
------------------------------------------------------------------------------------------------

CLAVES DE LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS
Javier Velasco-Arias
UNA HISTORIA EJEMPLAR
A modo de novela
La «novela» ejemplar (si preferimos: novela histórica o historia novelada) de José o de «José y sus hermanos», ocupará una gran parte del libro del Génesis: del capítulo 37 al 50 (el final del libro), con dos paréntesis en los capítulos 38 y 49, en las que el narrador introduce dos historias menores, aunque sumamente curiosas (que no comentaremos en esta ocasión).
Un hijo predilecto
José es el hijo menor de Jacob (aún no ha nacido Benjamín) y el preferido de su padre, en una familia de once hermanos, de cuatro madres diferentes. La predilección paterna por José será motivo de envidias e intrigas entre los hermanos; además de él tener muy asumido su situación privilegiada que no duda en ostentar ante sus consanguíneos. Os invito a leer el texto íntegro, que nunca puede sustituir ningún comentario.
Envidia de los hermanos
Los hermanos deciden vengarse de José y alguno incluso no le importaría llegar hasta el asesinato fraticida. Al final, deciden vender a José como esclavo a unos mercaderes madianitas que lo llevarán a Egipto, donde se desarrollará la mayor parte de la historia que nos ocupa. Y los hermanos hacen creer a su padre que ha fallecido, devorado por una fiera.
Nueva vida
Los madianitas lo venden como esclavo a Putifar, un funcionario real egipcio (Génesis 37,36; 39,1). Las cosas le van bien, hasta que es acusado falsamente por la esposa de Putifar de haberla acosado sexualmente, cuando en realidad es en represalia por sentirse rechazada y despechada. José acaba en la cárcel.
En prisión conocerá a otros dos funcionarios reales, a los que José interpreta sus sueños, que, cómo él predice, significará el ajusticiamiento de uno y la libertad del otro (40,1-23). El compañero de prisión liberado, con el tiempo, sugerirá al monarca de Egipto, al Faraón, que José es la persona que podrá liberarle de la angustia de unos extraños sueños que nadie de su reino sabe interpretar.
Rectitud de José
José aparece en la narración cómo un hombre íntegro, sabio y fiel a Dios. La auténtica sabiduría es un don de Dios y no responde a artes mágicas o conocimientos ocultos: éste es el mensaje que se desprende del relato. El protagonista de la historia se mantiene honesto, insobornable, fiel a su fe, a pesar del exilio y de las circunstancias adversas.
El anuncio de José al Faraón de unos años de escasez, de hambre, después de un período de abundancia, cambiará la suerte de nuestro personaje. El monarca lo nombra visir y responsable de administrar las cosechas de Egipto, para que cuando llegue la carestía no halle al país desprevenido, sino que haya reservas más que suficientes (Génesis 41).
Reencuentro fraterno
La situación de carestía generalizada hará que los hermanos de José viajen a Egipto, para abastecerse de alimentos que en su tierra no encuentran. Los diferentes encuentros entre los hermanos, que no reconocen a José, son de una gran belleza narrativa (Génesis 42-45). El perdón sin resentimiento de José a sus hermanos, el amor fraternal, el reconocer la mano de Dios en las situaciones límite… nos muestran a un hombre bueno, misericordioso, sabio, fiel (45,4-15).
Jacob-Israel bajará a Egipto y se instalará en Gosén, junto a toda su familia (46,26-34). La «historia» preparará la narración del segundo libro de la Biblia Hebrea, del Éxodo, en la que los descendientes de Israel se convertirán en el Pueblo de Dios, después de su liberación de la opresión egipcia. Pero eso es otra historia, para una próxima ocasión. Nuestro relato acabará con la muerte de José (Génesis 50), después de una estancia idílica de él y toda su familia en el país de Egipto.
Para la oración
Las cuestiones posibles para meditar, para llevar a la oración, personal o comunitaria, son muchas. La «historia» de José está repleta de enseñanzas éticas y de valores y actitudes a practicar, a vivir.
La predilección de los padres por un hijo determinado es «caldo de cultivo» de envidias, rivalidades, incluso, odios entre hermanos. Los padres, madres, abuelos, educadores… hemos de revisar si caemos, o podemos caer, en favoritismos a la hora de relacionarnos con ellos. Los niños, los adolescentes, los jóvenes no son tontos: perciben estas situaciones como agravio, como desamor, como desprecio. Y las consecuencias pueden ser graves.
José es un hombre íntegro. No accede a las insinuaciones sexuales de la mujer de Putifar y acabará, a causa de ello, en la cárcel. ¿Yo soy capaz de resistir los «cantos de sirena» a los que con frecuencia me somete una cultura altamente sexualizada, donde la pornografía explícita es el «pan de cada día», en la que la genitalidad sustituye con frecuencia a la auténtica sexualidad? Y no es cuestión de volver a tiempos, felizmente superados, en los que el
sexto y el noveno mandamientos eran los únicos «mandamientos» contra los que se
pecaba. Ni a ser mojigatos en los temas referentes a la sexualidad o al erotismo. Pero
la auténtica sexualidad humana, el sano erotismo, o están integrados en el amor, en la
entrega mutua o difícilmente les podemos poner el adjetivo de «humano».
¿El perdón, el amor fraternal… superan las barreras del odio, de la venganza, del «ojo
por ojo y diente por diente»? A la pregunta que le hicieron a Jesús sobre el número de
veces que he de estar dispuesto a perdonar, respondió: «No te digo que hasta siete
veces, sino hasta setenta veces siete» (Mateo 18,22).
La auténtica sabiduría es un don de Dios. ¿Soy consciente de ello? o ¿prefiero jactarme, delante de los demás, de mis valores y logros?
Javier Velasco-Arias
(publicado previamente en el blog "Biblia y Pastoral" el día 11 de mayo de 2018) Arriba
---------------------------------------------------------------------------------------

BIBLIA Y MISIÓN
P. Toni Plaza, MSC
La vida es como el agua… cuando hay en abundancia, nunca se detiene…
“Una mirada de fe sobre la realidad no puede dejar de reconocer lo que siembra el Espíritu Santo” (Evangelii Gaudium, 68). Muchas veces corremos el riesgo de tener la respuesta a todo lo que pasa, porque somos gente preparada y con mucha experiencia, y si no encontramos la solución, siempre nos estaremos lamentando con el típico “¡hacia dónde vamos!” o “antes no era así”. Lo que está claro es que últimamente la velocidad de la vida es rápida y cosas que no esperábamos (la pandemia) han traído procesos que nos sorprenden y para los que no estábamos preparados. Queremos volver a lo de antes, pero, me temo, eso no va a ser posible.
No puede ser que el Espíritu Santo no esté presente y no está queriéndonos decir algo. Él siempre ha estado activo haciendo por la humanidad y moviendo a las personas. Lo vemos en la Palabra de Dios desde el principio, en la creación del mundo (Gn 1, 2) hasta el final, ayudando a la Iglesia (la Esposa) a que el Señor Jesús llegue definitivamente con su paz (Ap 22, 17-21). Y en medio de esta Historia de Salvación tan entrañable, que es la Biblia, hablando por los profetas (Ez 11, 5; Mi 3, 8; Zac 7, 12 por ejemplo) y en el inicio del ministerio de Jesús (Mc 10, 1 y paralelos) o con la primera comunidad cristiana (en el inicio, Hch 2, y en las dificultades, Hch 4, 31) y en la muerte del primer mártir (Esteban, Hch 7, 55). El Espíritu Santo siempre alentando, consciente o inconscientemente de parte de los que luchan por la vida.
No se ven las cosas del mismo modo desde esta parte del mundo que desde otras, más en concreto hacia el sur. Me parece que no es apropiado decir que aquí ya perdió la fe el partido de la vida y que en el sur son más creyentes. Sí que es verdad que los que vienen a la Iglesia son más activos, pero también existe indiferencia y, dado la poco presencia de instituciones para el bien común (escuela, iglesia, comisaría, hospitales…), existe “abandono” y despreocupación teniendo como única salida la solidaridad y el apoyo. Todo esto influye en la dinámica de la vida provocando que también haya violencia, alcoholismo, peleas con finales dramáticos y aparecen “mesías” o políticos que se creen salvadores de los “pobres alejados de la civilización y de las posibilidades de crecimiento para después quedar en el olvido”.
Pero siempre hay gente buena que sale adelante y ayuda a salir adelante, que entiende perfectamente que no se puede vivir de este modo. Y espontáneamente surge en ellas la necesidad de compartir. Recuerdo en la primera zona rural en el sur de Paraguay en la que estuve por cuatro años. Una soleada tarde de verano, aun en temporada escolar, me dirigía a una de las comunidades que atendíamos y en el viaje de ida me encontré a un grupo de niños que iban a la escuela (turno tarde). Claro, la camioneta del sacerdote, con carrocería abierta en la parte de atrás, siempre está disponible para llevar a gente. Me detuve y les hice subir. Ellos encantados. Al poco tiempo me encontré otro grupo de niños que regresaban de la escuela (turno mañana) y una de las niñas que llevaba, golpea el techo de la camioneta (señal para detenerme) y me fijo que uno de los que iban caminando le estaba dando los útiles escolares que ella había usado. Compartían sus materiales para la escuela. Se me quedó también gravada la imagen de niñas con 11 ó 12 años, o menos, con sus hermanitos pequeños sentados en sus caderas, porque no podían con ellos, cuidándolos porque sus padres estaban fuera trabajando. Con esa forma de vida, seguro aprenden lo que es la entrega, el sacrificio y la solidaridad. El Espíritu sopla con mucha fuerza en los pobres y en los que optan por acompañarlos: se contagian de esa vida que brota de ellos.
Cuando se habla de las periferias existenciales no referimos a todos aquellos que necesitan una palabra de aliento en sus vidas. “Una Iglesia cerrada es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean, pero salir”. Hay que salir, dice Francisco. Cuando dice estas palabras, no está muy claro a qué se refiere, pero siempre le hemos visto teniendo gestos con presos, inmigrantes, pobres… que nos recuerda mucho a Mt 25,35-36: “tuve hambre y me dieron de comer…”.
“Y les decía: La mies es mucha, pero los obreros pocos; rogad, por tanto, al
Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como
corderos en medio de lobos”(Lucas 10, 2-3). Que los que envíes, Señor, sepan
trabajar unidos y no simplemente con mucha voluntad de servir, sino con
capacidad de trabajar en equipo y organizadamente, sin perder humanidad y con
el corazón al ritmo del tuyo. Guíanos según tu Espíritu, creador de vida, y que
sepamos vencer la cultura de muerte que quiere “cortar las alas” a los que
quieren vivir en plenitud: “Lucharon vida y muerte en singular batalla y muerto el
que es la vida, triunfante se levanta” (secuencia de Pascua).
-------------------------------------------------------------------------------

CONSULTORIO BÍBLICO
Mateo 16, 28: "Os aseguro que algunos de los que están aquí, no morirán sin haber visto al Hijo del hombre viniendo en su reino." ¿Existe alguna explicación bíblica, filosófica o teológica para estas palabras?
Quique Fernández
Coordinador de Escuela de Animación Bíblica
El versículo sobre el que nos preguntamos presenta una cierta dificultad en la comprensión de su intención. Tanto es así que un buen número de exegetas dejan constancia en sus comentarios de tal dificultad.
La gran pregunta es a qué, o mejor aún “a cuándo”, se refiere Jesús al decir “al Hijo del hombre viniendo en su reino”. Esa manifestación plena de la gloria de Dios se puede entender que se refiere a su Transfiguración o a su Resurrección. Quizá esas dos posibilidades sean las más evidentes, pero no son las únicas.
Sin embargo, hay un dato que, a modo de pista, nos inclina a otorgar más posibilidades a la Transfiguración. El versículo que hoy nos ocupa es el último del capítulo 16 del Evangelio según San Mateo. Pues bien, el capítulo siguiente se inicia con las palabras “seis días después” y se nos narra el acontecimiento de la Transfiguración.
¿Casualidad? La proximidad en el tiempo es, sin duda, un dato relevante. Y el saber que los evangelistas siempre “hilan fino”, que nada en el Evangelio puede ser tomado como casualidad, nos llevan a vincular estrechamente las palabras de Jesús en Mt 16, 28 con el episodio narrado al inicio de Mt 17.
Aún más, parece corroborarlo San Pedro cuando dice “fuimos testigos oculares de su majestad” (2 Pe 1, 16). Efectivamente, en el Monte Tabor los apóstoles Pedro, Santiago y Juan contemplaron una imagen del Hijo de Dios.
Así, por tanto, de la misma manera que conocemos bien que Jesús anunció a sus apóstoles su Pasión y Muerte, y así como también les anunció su Resurrección, parece que podemos convenir que Jesús les anunciaba la manifestación de su condición divina en la Transfiguración, otorgando, pues, a este hecho una importancia manifiesta.
(publicado previamente en el semanario Catalunya Cristiana)
------------------------------------------------------------------------------

BIBLIA Y FAMILIA
Quique Fernández
NO ME PESA, ES MI HERMANO
En el capítulo 3 del Libro del Éxodo Yahvé, Dios de Israel, se manifiesta ante Moisés, por medio de la zarza que arde, le presenta su plan de liberación del Pueblo de Israel de la opresión en Egipto y le llama a comprometerse en ese proyecto.
En el siguiente capítulo, el 4, Moisés desplegará toda su colección de excusas:
- “No van a creerme ni escucharán mi voz” (4,1)
- “Nunca he sido hombre de palabra fácil… soy torpe de boca y de lengua” (4,10)
- “Por favor, envía a cualquier otro” (4,13)
Y Dios le responderá con una solución, de entrada, inesperada:
"¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él habla bien; he aquí que justamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se alegrará su corazón. Tú le hablarás y pondrás las palabras en su boca; yo estaré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer” (4, 14-15).
Quizá más que “inesperada” deberíamos decir “lógica”. ¿Para qué está un hermano? Por supuesto que para los buenos momentos, los de los juegos de la infancia, las complicidades de la adolescencia, los diálogos de sobremesa llenos de recuerdos…
Pero también para esos otros momentos de la vida en el que necesitamos un apoyo, una “muleta”, que alguien cargue con nosotros y nos ayude a seguir el camino. Puede ser el compartir tristezas y dolores: la enfermedad y muerte de nuestros padres, la dificultad en la educación de los hijos, un periodo de crisis económica motivado por el desempleo o el trabajo precario…
Recuerdo la frase de una tarjeta de felicitación: “No me pesa, es mi hermano”. Esa frase la había hecho famosa una canción, “He Ain’t Heavy, He’s My Brother”, grabada en The Hollies en 1969, varias veces versionada tanto en inglés como en castellano.
Después de haber recorrido por el Libro del Génesis varias relaciones turbias entre hermanos (Caín y Abel, Esaú y Jacob, los hermanos de José) es todo un soplo de aire fresco encontrar una relación positiva entre hermanos.
Nos narra el final del capítulo 4:
"Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los israelitas. Aarón refirió todas las palabras que el Señor le había dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo. El pueblo creyó, y al oír que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su aflicción, se postraron y adoraron." (4, 29-31)
Así pues, la unión de fuerzas de los hermanos funcionó. Cada uno aportando sus capacidades y complementando los déficits del otro. Si Caín, si Esaú y Jacob, si los doce hermanos hijos de Jacob, hubiesen planteado las crisis desde la unidad y no desde la confrontación…
Tantas veces en la vida se nos plantean obstáculos, algunos de ellos bien
graves, que requieren de unidad afectiva y efectiva. Y tantas veces afrontamos
esas dificultades separados, divididos, enfrentados… cuando es desde el intento
de consenso y desde el respeto a la diversidad como realmente podemos
afrontar los problemas.
En los siguientes capítulos Moisés y Aarón seguirán formando un tándem al
servicio de Dios y el Pueblo. ARRIBA
------------------------------------------------------

La Última Cena
(Leonardo Da Vinci)
La última cena es una de las obras probablemente más icónicas y conocidas del arte bíblico de todos los tiempos
Leonardo la pintó en el convento dominico de Santa Maria de las Gracias , en Milán, donde se encuentra actualmente, como encargo de Ludovico Sforza, uno de sus principales patrocinadores
Mide 4,6 m de alto por 8,80 de ancho y se la considera una de las mejores obras pictóricas del mundo
Leonardo tardó tres años en culminar su trabajo, desde 1495 hasta 1498
La obra le absorbió totalmente en todos los sentidos, dedicándose meticulosamente por ejemplo a buscar cada una de las caras de los personajes, analizando su naturaleza y carácter y a veces deambulando por la ciudad hasta conseguir un rostro exacto para sus deseos, una técnica novedosa y extraña para la época.
Esa meticulosidad que paralizó la vida conventual durante años causó que los monjes se quejasen enérgicamente al Duque que apresurase a Leonardo para que acabase su obra lo que se produjo a finales del año.
Una de los problemas insólitos que encontró Leonardo fue precisamente encontrar un rostro para el apóstol Judas. Se dice que en plena exigencia de los monjes para que acabase su trabajo, un Leonardo furioso, amenazó con poner al traidor el rostro del prior, algo que no podemos saber con seguridad si se hizo realmente. De hecho una de las hipótesis sobre Judas es que Leonardo llegó a visitar cárceles para observar la fisonomía de criminales reales, y uno de ellos pudo convertirse en el rostro de Judas
Respecto a Judas Tadeo tiene una sospechosa similitud con el propio Leonardo, que probablemente quiso añadirse al grupo
La obra fija en el tiempo el momento establecido en Juan 13,21 cuando Jesús afirma a sus apóstoles que uno de ellos iba a traicionarlo
Él se mantiene en el centro de la escena, mientras los apóstoles en grupos de tres, -formando lo que se conoce como las tríadas platónicas- y simbolizando con la repetición de elementos en grupos de tres la Santísima Trinidad, muestran su inquietud por la gravedad del anuncio que han recibido, y todos ellos tienen un movimiento y una actitud específica, que da al conjunto un movimiento alejado de las habituales imágenes de iconografía católica donde sus participantes se mantienen habitualmente estáticos. Aqui unos se asustan, otros se levantan , otros se miran unos a otros; Judas se da por aludido y Pedro incluso -a su lado- saca una daga para defender a su Maestro.
Otro de los elementos peculiares analizados casi al microscopio nos muestra sal derramada frente a Judas, una simbología que no está del todo clara
La escena contiene la luz tenue de la última hora del día y detrás de ellos se encuentra una imagen que podría ser la del Paraíso
Otra de las curiosidades es la figura a la derecha de Juan. Sus rasgos son más femeninos que los del resto de apóstoles y durante siglos se aventuró que en realidad en lugar de representar al apóstol Juan ese rostro representase a Maria Magdalena. De hecho en uno de los tratados que escribió sobre la pintura, permitirían deducir que el rostro en cuestión sería femenino , algo que evidentemente es una hipótesis posiblemente aventurada y una de las muchas elucubraciones sobre lo que pintaba que habría hecho su autor, y que viendo sus estudios sobre rostros jóvenes explicaría esos rasgos aparentemente menos masculinos de Juan. Eso sí, Juan lleva algo parecido a un collar o un colgante, con la cabeza inclinada al lado contrario que el resto de sus compañeros
Otra de las curiosidades asombrosas de la pintura y que demostraría la genialidad indiscutible de su autor, la descubrió el músico Giovanni Maria Pala, que afirmó que convirtiendo la obra en un pentagrama, y usando la posición de los panes, las manos y las cabezas, y sustituyéndolas por notas musicales se puede encontrar una melodía, un réquiem que sería una música evidentemente apropiada para el momento señalado en la pintura
Otro de los misterios de esta obra, es que siendo una de las imágenes iconográficas más importantes sobre Jesús, sobre él no hay pintada ninguna aureóla de santidad
Una gran paradoja de la obra es que en ella no aparece ni pan ni vino (Juan 6, 51-58) ni tampoco copa alguna, por tanto no hay Santo Grial
La Ultima Cena, desgraciadamente no fue un óleo normal, sino un mural ejecutado al temple y óleo sobre varias capas de yeso , lo que obligó a una compleja preparación para garantizar su supervivencia temporal usando aglutinadores de pintura que por el efecto del moho empezaron ya a resquebrajarse en 1500, iniciando una rutina constante de restauraciones. La última en 1977, que pese a que no ha podido recuperar la brillantez perdida en todos estos siglos nos permite hoy contemplarla como una de las obras maestras de la pintura de todos los tiempos
Una obra maestra incluso en la ordenación meticulosa de sus elementos, que hoy sería sencilla con ordenadores pero en ese momento se hizo y con precisión milimétrica usando clavos e hilos para generar además las líneas de guía que usó y que hoy aún son visibles con rayos infrarrojos
La obra ha pasado por todas las vicisitudes imaginables incluido sobrevivir a un bombardeo durante la II guerra Mundial que derribó buena parte del convento, dejando eso sí la pared donde está esta obra casi intacta, milagrosamente
----------------------------------------------------------------------------------------------

Leonardo da Vinci
El florentino Leonardo da Vinci (1452-1519) es probablemente uno de los mayores genios de la antiguedad, no sólo del Renacimiento sino probablemente de todos los tiempos
Es especialmete complicado reducir su actividad y su interés a una sóla disciplina. Interesado por todos los campos del saber y trabajador incansable, fue a la vez urbanista, científico, escritor, escultor, filósofo, pintor, anatomista, arquitecto paleontólogo, poeta, músico,e inventor .
Uno de sus primeras fuentes de interés fue el dibujo y la pintura, formándose inicialmente con el prestigioso artista de la época Verrochio
Es imposible destacar una o dos de sus obras, como por ejemplo la muy popuar y fascinadora Mona
Lisa, en realidad "El retrato de Lisa Gerardini, esposa de Francesco del Giocondo" , donde el autor
alcanzó la cumbre de una técnica pictórica conocida como el sfumato , donde el artista realiza una
cuidadosa difuminacion de los colores para alcanzar una anbientación especialmente intimista. Fue
pintado en 1503. Se la considera la obra pictórica más popular del mundo, actualmente en el Museo
del Louvre, en París. El artista además logró un ambiente intimista al parecer con la participación
de músicos que aliviaban las largas esperas de la modelo posando y pudo ser esa la razón de la
enigmática y fascinadora sonrisa que muestra, una de las más comentadas de la historia del arte
Dentro del campo estrictamente religioso de la obra pictórica de Leonardo, destacaría -entre
muchas-, la "Virgen de las Rocas", pintada hacia 1486.
Un cuadro, que aunque sea de estricta temática evangélica es, como muchos de Leonardo
profundamente enigmático.
En realidad son dos cuadros, originalmente pintados sobre tabla, uno de los cuales fue traspasado a lienzo
A la izquierda, la versión más antigua, que se encuentra en el Louvre, y a la derecha la que se encuentra en la National Gallery de Londres
La historia de esta pintura es especialmente accidentada. La primera fue realizada hacia 1485. Una vez hecho el primer encargo, para la capilla de San Francesco el Grande de Milán, se modificaron los términos, y se sugirió que fuese parte de un tríptico de tres pinturas. Sabiendo que Leonardo había cobrado 800 escudos por la primera, los dos autores adicionales exigieron por el conjunto de la obra 1200, lo que ocasionó casi una década de pleitos, en el que Leonardo acabó incluso subcontratando su parte a otros pintores.
Hasta hace poco se creía que Leonardo, cansado de los problemas que causaba esta obra, decidió unos años después repetirla prácticamente idéntica, siendo la que está en la National Gallery londinense, pero hace muy poco tiempo se puso en duda que esta segunda obra, aún atribuida a Leonardo sea en realidad de su autoría
Esta segunda obra es la que inicialmente se alojó en San Francesco de Milán. Al parecer Leonardo habría simultaneado -si la autoría es suya- esta obra con su versión de la Adoración de Los Magos, en la que llegó a colocar cincuenta personajes , en una agotadora sucesión de retratos, que superó con creces todas las obras pictóricas de este tema hasta entonces ( se encuentra en la galería de los Uffizzi)
El cuadro, tiene una temática ciertamente irreal, no sólo por la técnica del sfumato (que es genuinamente Leonardo, mucho más preciso en la versión parisina que en la londinense) , sino por su ambientación. En ella, los personajes,la Virgen, Jesús y Juan Bautista (San José está ausente) (y con el arcángel Uriel) están sentados en una cueva, en una ambientación salvaje, muy alejada de las habituales ambientaciones de las escenas bíblicas que solían situarse en escenarios urbanos o en casas del estilo de las mansiones de los ricos que las encargaban. Quería decir Leonardo con esta situación de los personajes,-la Virgen, Jesús y Juan Bautista- en un escenario que simbolizaba el mundo previo a la llegada de Cristo, es decir, un lugar agreste y árido? En principio la escena recoge un momento de los evangelios apócrifos (otra innovación de Leonardo) en el que la Sagrada Familia se encuentra con el huérfano Juan
La Virgen contrariamente a lo que es habitual en las pinturas, no está abrazada o mostrando afecto a Jesús sino a Juan Bautista pareciendo que presenta a éste a su Hijo, que se encuentra junto al arcángel, asignado por Dios para protegerle por su condición de huérfano, y que señala al Bautista al que hace un gesto de bendición
Esta aparentemente sencilla escena tiene muchos matices que han llenado ríos de tinta. En la versión del Louvre, el arcángel señala al Bautista y mira al espectador. En la versión londinense esa sonrisa desaparece y el arcángel ya no señala al Bautista. La confusión llega hasta el punto de que en la versión "francesa" podría llamar a desconcierto el hecho de que podría no estar clara la identificación de los niños, que ya se produce claramente en la versión "inglesa".
De hecho también es novedoso y desconcertante que ninguno de estos "santos" personajes lleve aureóla en la versión francesa mientras que en la "inglesa"si aparece Jesús con aureóla y Juan con su báculo que lo identifica, que se cree fueron colocados con posterioridad para aclarar esa confusión
De hecho Leonardo lo que plantea es una innovación que debió causar no poca polémica ya que no era nada habitual que la Virgen fuese pintada sin mirar a Jesús y si concentrando su mirada en otro personaje, como era Juan. No sería extraño que parte de la polémica legal que tuvo esta obra se debiera a estas situaciones
También es hasta cierto punto desconcertante que en este grupo familiar Leonardo incluye al arcángel y a su posición distinta en ambas obras, en una señalando a Juan, que parecería ser el protagonista de la escena y mirando al espectador con una ligera sonrisa y en otro ya sin señalar ni sonreir.
Incluso analizando detenidamente la posición de la mano derecha de la Virgen, que está rodeando a San Juan, parece estar forzada y ser más grande de lo normal como si estuviera sosteniendo otra cosa.
La explicación, sin caer en las rocambolescos y hasta cómicos disparates de esta obra en "El Código da Vinci" puede resumirse en varios puntos claves, que demuestran que aunque aparentemente sea una obra sencilla, es más compleja de lo que parece
La roca que es protagonista del contexto -y del título- simboliza la fimeza de Dios. Las rocas a la izquierda de la imagen simbolizan el vientre de la madre, y las de la derecha, la resurrección. El río y el agua simbolizan la pureza y el bautismo, pero también la palabra de Dios.
Ningún detalle es gratuito, como por ejemplo la anémona en la parte inferior que simboliza la muerte, ya que en iconografías sobre la crucifixión aparece debajo. Los pétalos color rojo simbolizan la sangre.
La composición es piramidal, en cuya cumbre se encontraría la Virgen y en la base a Jesús
Todo ello mostrado con efectos de luz, innovadores para la época, finales del siglo XV, para difuminar los contornos de las figuras como si estuvieran envueltas en una neblina .
Hasta ese momento la iconografía y la pintura eran mucho más rígidas en sus formas por lo que el paso que da Leonardo aquí muestra un innegable dominio de la técnica que supera con creces a muchos de sus predecesores y abre paso a innovaciones técnicas que se producirán durante todo el siglo XVI.
Con ella alcanzó no poca fama y prestigio que culminaron con la que sin duda será su obra de iconografía religiosa más importante, "La Ultima Cena"
-------------------------------------------------------------------------------------



CLAVES DE LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS
Javier Velasco-Arias
##
DOS HERMANOS ENFRENTADOS
En esta ocasión os propongo leer y meditar la historia de los dos hijos del patriarca Isaac y la matriarca Rebeca: Esaú y Jacob. Una narración que comienza en Génesis 25,19 y se extenderá por algunos capítulos de este primer libro bíblico. Incluso será la clave de lectura del conflicto endémico entre dos pueblos (hermanos), Edom e Israel, que encontraremos en diferentes narraciones bíblicas. Es un texto donde se mezclan valores y contravalores, la vida real, donde Dios continúa interviniendo.
La oración del indigente
Como percibimos, con cierta frecuencia, en los textos bíblicos, la esterilidad femenina que es vista como algo negativo en la antigüedad (el no tener hijos es lo peor que lo podía pasar a una mujer), es ocasión para una acción extraordinaria de Dios. Y de la misma manera que Sara, esposa de Abrahán, concibió gracias a la acción de Dios, también Rebeca: «Isaac rezó a Dios por su mujer, que era estéril. El Señor le escuchó y Rebeca, su mujer, concibió» (Génesis 25,21). La acción de Dios se hace presente escuchando la suplica del necesitado. El débil, el indigente, el pequeño siempre son objeto de la predilección divina.
El fruto del vientre de Rebeca serán dos hermanos gemelos: Esaú y Jacob. Dos hermanos que personifican a dos grandes pueblos: Edom e Israel. Dos naciones que estarán en conflicto continuo a lo largo de la historia.
El mayor es presentado como cazador y rudo, mientras que Jacob es descrito como un hombre tranquilo, pacífico, integro (diversas traducciones posibles de la expresión hebrea tam) y pastor nómada.
El hambre de Esaú
La escena sitúa a los dos hermanos ya adultos, dando un gran salto cronológico. Jacob está cocinando un guiso rojo (25,30), unas lentejas, aclarará el narrador después (25,34). El juego de palabras entre rojo y Edom (de la misma raíz en hebreo) justifica el nombre por el que será conocido el pueblo descendiente de Esaú. Esaú accede a «cambiar» o «vender» sus derechos de hijo mayor, de primogénito, por el guiso que está preparando su hermano. Sus ganas de comer, su ansiedad le ciegan la responsabilidad adquirida como heredero. Ocasión que aprovecha astutamente su hermano menor Jacob.
El engaño de Jacob
Esta circunstancia junto con el engaño posterior de Jacob a su padre, ya ciego, con la complicidad de su madre Rebeca, para recibir la bendición de primogénito (cf. Génesis 27), harán que se desate un grave antagonismo entre los dos hermanos, un odio a muerte.
Jacob suplanta a Esaú con el fin de hacerse con los derechos del hermano mayor, de la primogenitura que astutamente ha conseguido de su hermano. Y no se para ante la mentira, el disimulo, el fraude para conseguir lo que quiere. Curiosamente, a pesar de estas circunstancias, el plan de Dios se cumple. «Dios escribe recto con renglones torcidos» (frase atribuida a Teresa de Jesús, aunque de origen incierto).
Una herida por cicatrizar
Pero el engaño traerá funestas consecuencias, que no podemos obviar. La reconciliación será costosa, difícil e incompleta (Génesis 33,1-17). La historia posterior corroborará que la herida abierta entre estos dos hermanos, estos dos pueblos, nunca llegó a cicatrizar del todo.
Para la oración
Los temas para llevar a la plegaria son varios; cada persona ha de elegir la temática o las cuestiones que más inciden en su existencia personal y comunitaria: la fuerza de la oración, el plan de Dios, la predilección por los pequeños, los conflictos fraternales, el papel de los padres en la educación, el engaño y el fraude…
La oración, en muchas ocasiones, consigue lo aparentemente imposible. Hemos de poner nuestra confianza en la acción de Dios y no desfallecer. Isaac y Rebeca son ejemplos de una oración esperanzada, como rezamos en el libro de los Salmos: «Mi corazón, Señor, no es altanero, ni mis ojos altivos. No voy tras lo grandioso, ni tras lo prodigioso, que me excede, mas allano y aquieto mis deseos como el niño en el regazo de su madre: como el niño en el regazo, así están conmigo mis deseos. Tu esperanza, Israel, en el Señor, desde ahora, para siempre. (Salmo 131).
Pero todo no es laudable en la actitud de los diversos personajes. Esaú es un inconsciente y un irresponsable cuando es capaz de «cambiar» su primogenitura por un plato de lentejas. Lo inmediato prevalece sobre lo realmente importante. Y ¿en mi vida? ¿Sé realmente priorizar en cada ocasión? ¿Tengo siempre presente lo que es realmente importante o me dejo habitualmente llevar por lo inmediato, lo tangible, las «exigencias» del aquí y ahora?
O Jacob y su madre Rebeca que utilizan la mentira, el fraude, la deslealtad para conseguir sus fines, aunque estos sean buenos. ¿El fin justifica los medios? ¿No somos conscientes que todo no vale para obtener resultados? La persona religiosa y la persona honrada saben que el «todo vale» no es una opción ética, aunque el motivo sea bueno.
Una vida incoherente y egoísta lleva siempre al conflicto. El enfrentamiento con el otro es consecuencia de dichas actitudes. Y el narrador bíblico nos recuerdo que el otro siempre es tu hermano al que
debes amar, hijos ambos del mismo Padre. Edom e Israel serán dos pueblos siempre
enfrentados, pero en el plan original de Dios son hermanos. ¿También yo considero al otro
mi hermano o mi hermana?, sea quien sea.
Dios es el Señor de la Historia. Esto nos da esperanza y confianza. Ya que a pesar de
nuestras innumerables «meteduras de pata» el plan de Dios prevalecerá. Pero no se lo
pongamos cada vez más difícil.
Javier Velasco-Arias
(publicado previamente en el blog "Biblia y Pastoral" el día 9 de marzo de 2018)
---------------------------------------------------------------------------------------

BIBLIA Y MISIÓN
P. Toni Plaza, MSC
##
"COMO LOS QUE NOS PRECEDIERON EN LA FE"
Yo soy muy devoto de los que nos precedieron en la fe. ¡Cómo no recordarlos! Gracias a ellos somos lo que somos, personalmente y como Iglesia. Si ellos no hubiesen vivido lo que vivieron y, a pesar de todo y con todo, perseveraron, con toda esa fuerza espiritual, tenemos la posibilidad de realizar el sueño de Dios: su Reino. Ese mundo fraterno y unido en el que todos vivimos como hermanos y en el que a nadie le falta nada (ni si quiera la paz), porque todos estarán comprometidos entre sí por los lazos del espíritu de Dios, que desde siempre nos ha dado su aliento de vida (cf. Gn 1, 7; Hch 2, 4). En ese espíritu vivieron las primeras comunidades cristianas (cf. Hch 2, 42-47; 4, 32-37). Por eso es de vital importancia que seamos responsables y nos hagamos cargo de la vocación que recibimos y de la misión que Dios nos ha dado, “como los que nos precedieron en la fe”.
No me estoy refiriendo únicamente a los primeros cristianos o a aquellos que ya creemos en la presencia de Dios por su ejemplo de vida y testimonio de fe. Estoy, sobre todo, hablando, de aquellos que hemos tenido más de cerca en nuestra vida y que ciertamente han supuesto algo en ella. Es decir, al compartir con ellos nuestra vida, nuestras penas y alegrías, han sido un punto de apoyo y referentes que nos han ayudado a dar pasos decisivos y que no han tenido marcha atrás a pesar de las dificultades que hayan podido surgir en el camino. Me estoy refiriendo a parientes (padres, hermanos, tíos…) que, a su modo, han estado apoyándonos y que me siento muy orgulloso de haber tenido. Y también me refiero a toda esa gente que se nos ha ido cruzando por el camino.
Esta idea de los parientes, de la familia, que acabo de mencionar me recuerda las palabras de Pablo a Timoteo en 2Tm 1, 5: “Recuerdo tu fe sincera. Así eran tu abuela Loide y tu madre, Eunice, y estoy convencido de que la recibiste de ellas”. Esta es la traducción que hace la biblia latinoamericana; la de Jerusalén dice “sé que también ha arraigado en ti”. Otras traducciones bíblicas dicen: “primero habitó (o residió) en ellas… y también está en ti”. La idea está clara: “aquellos que nos precedieron en la fe”, que sintieron la llamada y misión que Dios les hacía, han influido en nosotros de manera sana, positiva, comprometida…
Ahora no estoy en un campo de misión como cuando estaba en Paraguay. Los caminos de Dios son como son y “regresé”. Aquí intento estar en contacto con esa realidad misionera y, como hay tantos de allá, conecto en seguida con ellos. En la capellanía del hospital público en la que colaboramos un día me llamaron porque uno de origen peruano, de religión budista (“religión sin Dios”), quería hablar con un sacerdote. Hablaré, en otro momento, más detenidamente de ese encuentro, porque, como siempre ha sucedido, se me confirmó lo importante que es hacernos presentes en la misión. Sólo mencionar aquí este vínculo tan especial de la fe con “los que nos precedieron” en ella. Este hermano peruano, casado con una mujer católica, recién había pasado por una grave enfermedad y vio la mano de Dios en su curación. Estaba planteándose el bautizarse y hacer un proceso de catecumenado para adultos. Me impresionó el “miedo” que le daba hablar con sus padres sobre el tema: “no quiero defraudarles”, me decía. ¡Qué diferencia entre allá y acá! ¡Aún importa qué decimos y cómo lo decimos! “Los que nos precedieron en la fe” no merecen nuestros respeto por su edad, sino por lo que han sido y son en nuestras vidas.
Además de la familia, también han estado muy cerca de mí el que nos acompañaba en el seminario, Carlos, que estuvo cinco años de misionero en Centroamérica y muchísimos años en un barrio obrero de Madrid; y también un gran misionero, el P. Pin, que sí dedicó toda su vida activa a la misión “más allá de sus fronteras” y que cuando regresó a España, ya mayor (a pesar de todo trabajó mucho en las capellanías que atendemos en Valladolid), tuve la suerte de compartir grandes, por largas y profundas, conversaciones sobre la misión y la Vida Religiosa. Es curioso, quizá ellos dos, por su testimonio y estilo tan particular de ser, fueron los que motivaron mucho mi vocación misionera. Entiendo, entonces, que, si cuidamos mucho nuestra forma de ser y de vivir, seguro que nuestros hijos, alumnos, feligreses…, aquellos que Dios nos pone a nuestro cuidado podrán plantearse muchas cosas en la vida.
Además de todas estas personas cercanas a mi vida, también, por supuesto, uno vive
en función de lo que está lleno. Es decir, ¿qué leo?, ¿de qué me informo?, ¿cómo lo
hago?, ¿con quiénes comparto vida, sueños…?, ¿qué y cómo oro? Cuando estaba en
el grupo juvenil del colegio, los dos personajes que siempre me han impresionado
mucho fueron dos: Madre Teresa de Calcuta (a quien pude ver en persona y quien me
impuso las manos y me bendijo) y el obispo Oscar Romero. ¡Qué curioso! ¡Los dos
desarrollaron sus vidas lejos de donde yo nací! De hecho, siempre quise ser misionero
en El Salvador (porque inglés no sé hablar) y finalmente me quedé en Paraguay…
cosas de la vida, pero siempre, siempre, agradecido por el testimonio de “los que nos
precedieron en la fe”.
------------------------------------------------------------------------------------

BIBLIA Y FAMILIA
Quique Fernández
VIDA EN ABUNDANCIA
En el capítulo 1 del Libro del Éxodo se nos narra como el Pueblo de Israel está oprimido, esclavizado, por los egipcios y como, de entre las formas de tiranizar una destacaba sobre todas ellas: "Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Todo niño que nazca lo echaréis al Río" (1, 22)
Sucedió que una mujer israelita concibió y dio a luz a un niño que, tras ocultarlo durante tres meses, lo metió en una cesta de papiro y lo dejó en la orilla del río.
Por allí se bañaba la hija de Faraón que al divisar la cestilla pidió a una criada que la recogiera. Y en ella encontró al niño, al que de inmediato reconoció como hebreo, seguramente debido a la circuncisión.
Estamos ante un momento crucial. La hija del Faraón podría haber denunciado la presencia de un niño hebreo al que según la orden de su padre, Faraón, se le debía matar.
Pero no lo hace, apuesta por la vida y no por una ley injusta e inhumana.
No nos resulta nada difícil relacionar esta ley atroz con las leyes eugenésicas del nazismo. También entonces los hubo que mostraron su disconformidad con tal valentía que les costó la vida. Se podría pensar que no era su problema, como tampoco lo era de la hija de Faraón. Y, sin embargo, apostaron por la vida, y en el caso de los que objetaron contra las leyes nazis lo hicieron con la entrega de sus vidas.
Pues bien, después de que providencialmente la hermana del niño pudiese recomendar a la madre como nodriza, llega otro momento de enorme relevancia. Porque una cosa es no matarle y otra bien diferente es tomarlo como hijo.
La hija de Faraón adoptó al niño y “lo tuvo como propio” (2, 10) dándole su maternidad, su casa y el nombre de Moisés.
Tanto la adopción como la acogida de menores es una hermosa obra de amor de las
familias e, incluso, de misericordia, cuando hablamos de niños refugiados, huidos del
hambre, de la guerra, de la violencia doméstica.
Una egipcia nos ayuda en este capítulo a atisbar desde el Antiguo Testamento las
palabras de Jesús: “He venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia”.
------------------------------------------------------------------------------
LO SOCIAL DESDE LA BIBLIA
Mn Pere Pardo, DP
NOÉ, ABRAHAM Y MOISÉS:
NEGOCIANTES DE LA SALVACIÓN
A veces escuchar los signos del tiempo es una cuestión de tener los ojos muy abiertos y dejar que las cosas de nuestro entorno nos impresionen como lo hace la luz en una cámara fotográfica encima de la película (me doy cuenta de que mis estudios de fotografía ahora quedan relegados a una minoría… Tengo bastantes lunas…).
Quería hablar en concreto de Moisés y su capacidad de “negociar” con el Faraón, pero al meditar sobre ello, me he dado cuenta que toda la historia de la salvación es como una negociación en donde el hombre siempre quiere ablandar el corazón de Dios y rebajar al máximo las exigencias para poderse salvar. Y hay que decir que a final lo consigue… Dios manda a su propio hijo para que “negocie” contra Él y así darnos una filiación divina para toda la humanidad.
Para mi, y a medida que me convierto en un aprendiz de la Sagrada Escritura, me enamoro más de estos tres patriarcas. Es curioso porqué también son los más lejanos en el tiempo pero se convierten en los más cercanos…
Mirad, Noé: cuando la Arca queda encallada en el fin del diluvio, Noé construyó un altar y ofreció un holocausto al Señor y dice: “Cuando al Señor le llegó aquel olor tan agradable, dijo: “Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa del hombre, porque el hombre, desde joven, solo piensa en hacer lo malo. Tampoco volveré a destruir a todos los animales, como hice esta vez.” (Gn 8, 21). Noé sabe muy bien lo que tiene que hacer para que nunca más los hombres y mujeres sufran un diluvio. Nadie se lo pide, no hay ninguna norma escrita pero sabe que tiene que ablandar el corazón de Dios porque la humanidad volverá a pecar aunque sus intenciones no sean estas.
Más adelante nos encontramos con Abraham. ¡Que bonito es el fragmento de Génesis 18, 16-33! Dios va a destruir Sodoma y Gomorra. Ya no puede enviar un diluvio. Hizo una alianza con Noé y con toda la humanidad, pero si que puede destruir a una ciudad o territorio, pero entonces Abraham empieza a negociar con Dios… Si hay 50 inocentes, ¿Vas a destruir las ciudades? Y así sucesivamente hasta llegar a 10 inocentes con palabras tan dulces como: “–Por favor, mi Señor, no te enojes conmigo: hablaré tan sólo esta vez y no volveré a molestarte: ¿qué harás, en caso de encontrar únicamente diez? (Gn 18, 32) El problema es que al final Dios no encuentra ni a diez inocentes.
Al final, nos queda Moisés. Cuando pienso en él no puedo dejar de pensar en el film "Los Diez mandamientos" con Charlton Heston y Yul Brinner. Pero creo que el Moisés real no era como el de Charlton Heston, debía estar lleno de miedo, inseguro, dando instrucciones a Aaron para que hablase y sobre todo pensando lo bien que vivía con su mujer en las montañas. Pero él, junto a su hermano, iba a ver el Faraón a pedirle que dejara marchar al pueblo judío. A cada “No” del Faraón, una plaga y la tensión no dejaba de subir y subir. Moisés insiste al corazón del Faraón pero este no escucha y tiene un corazón de piedra. Al final con el último "No", con la Pascua, mueren todos los primogénitos de Egipto (Ex 12, 29-36) y el Faraón derrotado, deja marchar al pueblo judío. Es bonito si lo leemos en clave del Nuevo Testamento, pero sino, nos podemos sentir llenos de miedo delante de un Dios que no tiene misericordia de los inocentes de Egipto.
Mirad, en la Doctrina Social de la Iglesia encontramos espacios donde se habla de la enorme responsabilidad de los que tienen responsabilidades sobre las armas (Gaudium et Spes 80; CIC 2314) pero constantemente nos pide que seamos capaces de llegar a acuerdos, de negociar delante una situación bélicas, delante de conflictos, de desacuerdos… El Papa Pio XII en su mensaje radiofónico del 24 de diciembre de 1945 dijo “Para consolidar la primicia del derecho, prevalece el principio de confianza reciproca. Desde esta perspectiva, los instrumentos normativos para la resolución pacifica de las controversias se tiene que repensar para así reforzar la obligatoriedad y el ámbito”
En la doctrina social de la Iglesia se llama constantemente al acuerdo, negociación, pacto, etc… para encontrar acuerdos que consigan una paz. No una paz sin conflictos. Una paz con amor. Una paz en donde el perdón y el acuerdo lleguen al corazón y no un equilibrio encima de un cuchillo afilado.
Hoy lo necesitamos más que nunca.
-------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------
SAN PABLO NOS MUESTRA SUS CARTAS
Pedro Fernández
PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS
(1a parte)
El bueno de Saulo, aquí ya marca perfectamente los tiempos de lo que debe ser el seguimiento al Crucificado, al Resucitado.
¿A quién seguís? ¿A mí acaso? ¿A éste? ¿A aquél?
Que equivocados estáis hermanos. Ellos y nosotros. Porque más allá de pertenecer a un movimiento religioso, a una orden religiosa, a… Más allá está la verdad. Y la única verdad es, para un cristiano , seguir a Jesús. Seguir el Evangelio.
Porque el Evangelio vivo es Jesús. Sabemos que la comunidad de Corinto, no conocía los “Evangelios” ni a los autores que hoy en día conocemos bien, o al menos deberíamos conocer. No aquella comunidad conocía relatos de personas que seguían a Jesús, y Pablo fue el gran inspirador del seguimiento y el primer “evangelizador”.
Pablo durante toda la primera carta a los Corintios, va dejando claro que solamente hay un camino a seguir. Solo el verdadero Camino, Verdad y Vida. Los demás solo son instrumentos, por extensión todos somos, del mensaje liberador de Cristo.
Pablo, y en eso es muy reiterativo, nos da las pautas de un verdadero seguimiento. Sin dispersiones.
Nos podemos, y debemos, aplicar este mensaje a nosotros, en nuestra época. Estamos demasiado dispersos, e incluso a veces parece que queremos enmendar la plana al mismísimo Jesús. Desde luego el atrevimiento no tiene límites.
Debemos ser “parábolas del Reino”. En el versículo 4, 20 nuestro querido Saulo lo deja claro: “Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de eficacia”
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
3 comentarios

BIBLIA Y LITURGIA
Escuela de Animación Bíblica publica en dos páginas de Facebook. Una es la que estáis leyendo ahora donde prima el contenido bíblico (aunque también abiertos a contenidos eclesiales). La otra es #conectadosconelpapa donde tienen cabida contenidos eclesiales, especialmente lo referente a la enseñanza del Papa.
Pues bien, desde esta semana en #conectadosconelpapa iniciamos una sección llamada "La Litúrgia está viva. Magisterio del Papa Francisco en materia litúrgica" donde trataremos sobre tres de los últimos documentos:
- Carta apostólica en forma de Motu proprio Spiritus Domini, sobre la modificación del can. 230 § 1 del Código de Derecho Canónico acerca del acceso de las personas de sexo femenino al ministerio instituido del Lectorado y del Acolitado (10 de enero de 2021)
- Carta apostólica en forma de Motu proprio Traditionis
custodes sobre el uso de la liturgia romana anterior a la
reforma de 1970 (16 de julio de 2021)
- Carta apostólica Desiderio desideravi sobre la formación
litúrgica del pueblo de Dios (29 de junio de 2022)
Os invitamos a visitar #conectadosconelpapa
----------------------------------------------------------------------------

PABLO, CARTA A CARTA
SAULO, EL TEMIDO, SE QUEDA CIEGO
Yolanda ME
Saulo se siente judío por naturaleza y distinto a los pecadores, los gentiles. Por eso, hay que perseguirles, para que no arrastren a otros judíos a compartir sus creencias. Hay que mantener la fe recibida de sus antepasados y ser fieles a ley de Moisés, como buen fariseo que era. Los cristianos son, para él, una nueva “secta” que surge en medio del pueblo de Israel que no se atiene a la Ley. Hay que acabar con ellos porque suponen un peligro para el judaísmo.
Así podemos entender Hch 8,3: «Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel» o Hch 9,1: «Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote». Saulo era un perseguidor por la fe, por mantener la fe de sus padres.
Y, ante el sumo sacerdote, «le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar presos a Jerusalén». Pedir cartas al sumo sacerdote, era pedir autorización a la autoridad judía para seguir persiguiendo. Lo que no esperaba Saulo era lo que iba a ocurrirle.
«Yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le envolvió una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”. Él preguntó: “¿Quién eres, Señor?”. Y él: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que debes hacer”» (Hch 9,3-6). No era el Jesús histórico que habían conocido los discípulos, sino el Jesús
Resucitado, el Cristo, porque esto ocurrió allá por el año 36.
Será san Lucas quien nos diga que: «Saulo se levantó del
suelo, y, aunque tenía sus ojos bien abiertos, no veía nada.
Le llevaron de la mano y le introdujeron en Damasco»
(Hch 9,8). Si yo estuviera en su lugar, el temor se habría
apoderado de mí. Ciego, sin saber dónde lo llevan ni quién lo
guía. ¿Podría acabar en manos de los enemigos? Saulo, no
creo
-----------------------------------------------------------------------------

ORAR CON LOS SALMOS
Quique Fernández
SALMO 8
QUÉ ES EL HOMBRE PARA QUE DE ÉL TE ACUERDES
Salmo 8
2. ¡Oh Yahveh, Señor nuestro,
qué glorioso tu nombre por toda la tierra!
Tú exaltaste tu majestad sobre los cielos
3. en boca de los niños que aún maman,
dispones baluarte frente a tus adversarios,
para acabar con enemigos y rebeldes.
4. Al ver tu cielo, hechura de tus dedos,
la luna y las estrellas, que fijaste tú,
5. ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes,
el hijo de Adán para que de él te cuides?
6. Apenas inferior a un dios le hiciste,
coronándole de gloria y de esplendor;
7. le hiciste señor de las obras de tu mano
todo fue puesto por ti bajo sus pies:
8. ovejas y bueyes, todos juntos,
y aun las bestias del campo,
9. y las aves del cielo, y los peces del mar,
que surcan las sendas de las aguas.
10. ¡Oh Yahveh, Señor nuestro,
qué glorioso tu nombre por toda la tierra!
QUÉ DICE EL SALMO 8
- “¡Qué glorioso tu nombre por toda la tierra!”:
Este salmo empieza reconociendo la gloria de Dios ya que solo Dios desde su gloria puede exaltar al hombre y elevarlo en dignidad. Sería un grave error concebir una grandeza propia del ser humano.
- “¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes?”:
Dios en su Gloria y Majestad se ha fijado en el ser humano con una mirada de Amor que proviene de que Dios es su Creador y Padre y que, por tanto, somos sus hijos, nuestra dignidad es la de hijo, la más alta y querida para un Padre.
- “… para que de él te cuides”:
Esa mirada de Amor va acompañada de ternura, misericordia y perdón. Dios acaricia continuamente a sus hijos, nunca nos abandona. Se hace presente por medio de los profetas, para reconducir nuestro camino errado. Se hace presente en la Iglesia, Madre y Maestra, que es hogar, escuela y “hospital de campaña” para el ser humano.
- “Le hiciste señor de las obras de tus manos”:
Dios nos ha proporcionado todo lo necesario para nuestra vida y felicidad. Ha puesto a nuestra disposición un planeta abundante en recursos. Pero además, nos ha concedido unas capacidades de inteligencia para poder progresar en ciencia y técnica. Tan solo debemos reconocer que Él es Señor de nuestras vidas y obras
QUE NOS DICE HOY A NOSOTROS
- Reconocimiento de la Gloria de Dios:
Incluso desde un itinerario de fe, existe la tentación de crecernos tanto que fabricando nuestros “paraísos artificiales” acabemos queriendo ser como dioses, desde el maquillaje que suponen nuestros méritos y aparentes éxitos. Así, llega el punto en que prescindimos de Dios y ocupamos su lugar con nuestra “gloria barata”.
- Dignidad de todos sus hijos:
Tan alejado del plan de felicidad de Dios está el no reconocer su Gloria como el no respetar la dignidad de todos sus hijos. Negarles ese derecho fundamental es no reconocerlos como hermanos y, en consecuencia, disminuir o anular nuestra condición de hijos del mismo Padre Dios.
- La ternura de Dios:
Nunca debió ni debería presentarse la fe “a golpe de silbato”. Dios Amor se manifiesta en misericordia, ternura, caricia. Y así es como debe mostrarlo la Iglesia y así es como debe mostrarse la Iglesia. Y solo desde esa ternura es posible ejercer cuando hace falta la corrección.
- El don de la Creación:
No deberíamos olvidarnos que todo lo creado por Dios lo ha constituido en don, regalo, para nosotros. Y, de esa manera, nos ha otorgado ser señores de su obra, pero a su imagen y semejanza, es decir, que debemos servirnos de ello no para nuestro provecho egoísta, sino para hacer el bien siempre y a todos.
A ORAR SE APRENDE ORANDO
ORACIÓN CRISTIANA CON LA CREACIÓN
Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza
y nuestra gratitud
por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos
íntimamente unidos
con todo lo que existe.
Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar
en este mundo como
instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos
está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños
del poder y del dinero
para que se guarden
del pecado de la indiferencia,
amen el bien común,
promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo
que habitamos.
Los pobres y la tierra
están clamando:
Señor, tómanos a nosotros
con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y
de hermosura.
Alabado seas.
Amén.
